Publicado en ABC El viernes pasado fue el primer día de trabajo como médico de Miguel Ángel Orquín en un centro de salud en Vinaroz, Castellón. El domingo que viene, hará su primera guardia en el hospital comarcal próximo. Hasta ahí todo normal, si no fuera porque este hombre se ha sacado la carrera de Medicina y el MIR a los 43 años, con la firme intención de ayudar a su hija Mara, que padece una enfermedad rara entre las raras: el Síndrome idic15. Esta alteración genética hace que los individuos que la padecen tengan, entre otras cosas, afectación en la expresión comunicativa, acompañada de una discapacidad intelectual y también motora en la mayoría de casos grave, como es el caso de Mara, ahora de 13 años. Pero la humanidad, el tesón y sobre todo el amor que Orquín ha demostrado por su hija no tienen límites. Eso ha sido, remarca, lo que le ha movido a realizar a diario 180 kilómetros para acudir a la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia y a aprobar curso por curso para lograr la licenciatura. «Se dieron un cúmulo de circunstancias. Me quedé en el paro, después de 20 años como operario textil, y como tenía muy buena nota, y derecho a soñar, me lancé».