La función de curación de las glándulas sudoríparas disminuye con la edad

Un grupo de científicos y dermatólogos ahora está examinando el papel que desempeñan las glándulas sudoríparas en la forma en que la piel envejecida se recupera de las heridas. Es un paso para aprender más sobre el envejecimiento de la piel, con el fin de tratar mejor – y ralentizar – el proceso.

Su investigación, publicada recientemente en Aging Cell, comparó la piel de 18 personas de edad avanzada con la piel 18 sujetos de edad adulta, para ver cómo cada grupo se curaba de las lesiones cutáneas. Las lesiones eran más pequeñas que el diámetro de un borrador de lápiz, y fueron realizadas bajo anestesia local.

Hemos identificado, por primera vez, los mecanismos celulares implicados en la reparación de heridas de la piel en pacientes de edad avanzada“, dice la primera autora, Laure Rittié, Ph.D., y profesora asistente de investigación en la Universidad de Michigan, Departamento de Dermatología.

Más allá de las axilas
Los investigadores ya habían determinado que las glándulas sudoríparas ecrinas, que se encuentran en todo el cuerpo, son de gran importancia para el cierre de las heridas. Ellas aportan nuevas células que reemplazan a las células que se perdieron debido a una lesión. Este hallazgo condujo a una nueva pregunta de investigación.

Ya que sabemos que las personas mayores tienden a sudar menos que los adultos jóvenes, nos concentramos en esta función de curación de las glándulas sudoríparas” dice Rittié.

El grupo de investigadores descubrió que en las personas jóvenes las glándulas sudoríparas aportaron más células para cerrar la herida que en los adultos de edad avanzada. Las células de la piel envejecida tampoco estaban tan cohesionadas. La participación de menos células y más espaciadas, significa un retraso en el cierre de la herida y en la reparación de la epidermis en personas de edad en comparación con la piel joven.

No es que las glándulas sudoríparas fueran menos activas en las personas mayores, sino más bien que el ambiente de la piel envejecida se había degradado lentamente, por lo que las estructuras de la piel eran menos capaces de soportar las células nuevas que se habían generado.

Esto nos dice que, más allá de la apariencia, el envejecimiento de la piel también afecta negativamente a la capacidad de la piel para repararse a sí misma“, explica Rittié.

Las diferencias en la cicatrización de la piel joven y de edad eran claras desde el principio del proceso de curación. Se consideró que la piel había sanado cuando los nuevos crecimientos de piel se unieron y se cayó la costra.

Estos importantes hallazgos no podrían haber sido puestos de manifiesto en estudios con animales de laboratorio, porque los animales no tienen glándulas sudoríparas, no sudan como nosotros“, señala el autor principal Gary Fisher, Ph.D., cátedra Harry Helfman de Dermatología Molecular en el Departamento de Dermatología de la UM.

Implicaciones clínicas
Las personas mayores, especialmente se beneficiarían de una mejor cicatrización de la piel, y Rittié y su equipo planean continuar la investigación con ese objetivo.

Limitar los daños en la piel durante el proceso de envejecimiento es probable que limite los efectos negativos del envejecimiento sobre la reparación de heridas“, dice Rittié. “Este estudio nos enseña que una cicatrización pobre de las heridas y las arrugas y la flacidez que se producen con el envejecimiento de la piel comparten mecanismos similares. La exposición crónica al sol es un factor importante que daña a las estructuras de la piel que normalmente dan soporte a las glándulas sudoríparas. Ésta es, pues, otra buena razón para usar protector solar“.
..Susana Calvo

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