Publicado en Diario Médico La Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) publicó la semana pasada un documento exhaustivo que pretende servir de guía para evitar, si es posible, el efecto nocivo sobre el curso de la enfermedad y sus exacerbaciones y reducir el riesgo de interacciones. El artículo, aparecido en Circulation, “pone de manifiesto las dificultades que surgen en el tratamiento con estos pacientes”, señala Sonia Mirabet, vocal de la Sección de IC de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que expone que, en la clínica, “el principal conflicto surge con los quimioterápicos”. Los pacientes con IC sufren, de media, cinco condiciones médicas distintas y toman 6,8 medicamentos de prescripción a diario. A éstos, advierte la AHA, se suman fármacos y complementos del ámbito de la automedicación, de los que los mayores serían los principales consumidores: en Estados Unidos tomarían cuatro diferentes a diario. Aunque son los medicamentos de prescripción, con casi ochenta principios activos reseñados, los protagonistas del documento. Los fármacos pueden perjudicar al paciente de distintas formas: por presentar toxicidad o alterar la contractilidad cardiaca, interaccionando con la farmacoterapia o al acompañarse de sodio.