Publicado en El Confidencial Si tienes treinta y tantos años o alguno más, es probable que recuerdes el sabor ácido de las aspirinas infantiles y su textura terrosa, similar a la de las golosinas de picapica. La sensación era interesante para los paladares inexpertos: a más de uno había que esconderle bien alta la caja para que no la atacara en un descuido de sus padres. Los médicos las aconsejaban como antipirético y analgésico para casi todo, y empezar con las aspirinas adultas (primero disueltas, luego tragadas enteras en una prueba de valentía) era un auténtico rito de paso. Muchos enfermos siguen tomando ácido acetilsalicílico (AAS). La marca que le dio la expresión genérica, Aspirina, sigue comercializándolo en comprimidos y granulados. Otros medicamentos que lo contienen son Adiro, Couldina con ácido acetilsalicílico o los sobres de polvos Desenfriol.