“La corrupción te perjudica a ti”

Esta primera semana del año 2017 ha estado marcada, entre otras cosas, por las secuelas del “error” de composición del Tribunal de la OPE de Psiquiatría, “error” por el cual uno de los participantes en el concurso-oposición aparecía también como miembro del Tribunal que ha de dirimir dicho proceso. Y aunque el supuesto “error” ya ha sido corregido de forma oficial, con la publicación en el Boletín de la Comunidad de la nueva composición del Tribunal, es difícil saber si no habrá podido haber otras intenciones (puesto que el nombramiento del Tribunal depende directamente, sin ningún tipo de control, de la Dirección General de Recursos Humanos) o si no habrá faltado la suficiente diligencia o la suficiente conciencia por parte de los implicados en el tema como para haber evitado este enredo.

Pero lo malo es que llueve sobre mojado. La sensación generalizada de parcialidad que se percibe en relación al proceso de la OPE (con casi un 90% de los participantes en la encuesta de nuestra portada web mostrando desconfianza hacia el mismo) no hace sino mostrar la dinámica perversa en que parece moverse la vida hospitalaria, con servicios altamente jerarquizados, procesos selectivos tradicionalmente minados por la falta de transparencia, y denuncias públicas o múltiples peticiones privadas de ayuda con sospecha de abuso de poder. La sensación que transmiten muchos especialistas es que esto es la vida hospitalaria, a la que tratan de adaptarse de la mejor forma posible, con una actitud tantas veces derrotada y pasiva “porque esto siempre ha sido así” o por miedo a salir perjudicado si uno levanta la voz contra todo ello. Este no es, ni mucho menos, el mejor escenario para un ejercicio profesional satisfactorio, motivador y comprometido con los pacientes o con los objetivos del sistema sanitario. Parece más bien el escenario típico del “sálvese quien pueda”.

Ambientes de este estilo no favorecen a nadie, sino que acaban implicando a todos, y haciéndolo negativamente. Por eso, desde AMYTS nos hemos comprometido firmemente en debilitar este sistema, que podríamos calificar de opresivo, y colaborar con todos los profesionales implicados en hacer de nuestros hospitales entornos saludables, donde cada facultativo pueda desarrollar de forma satisfactoria su ejercicio profesional y aspirar a un desarrollo del mismo que satisfaga sus expectativas y eleve su compromiso con la Medicina. Para ello hace falta apuntar en todas direcciones (contra los abusos de poder, contra las parcialidades en los procesos selectivos, contra la gestión políticamente dirigida…), pero, sobre todo, hace falta el esfuerzo de todos.

Por eso, esta tribuna de opinión al inicio de 2017 es una invitación a todos los profesionales, a todos los facultativos y a todas las personas implicadas en la gestión de nuestros servicios sanitarios. No nos confundamos en absoluto: si toleramos la corrupción, el abuso de poder, la parcialidad en la vida de nuestras organizaciones sanitarias, mantendremos la situación de perjuicio y continuaremos siendo afectados por ella. Parafraseando a John Donne, que escribía sentirse afectado por cualquier muerte dada su vinculación al conjunto de la humanidad, y que por ello remataba una de sus meditaciones con el famoso “Nunca envíes a preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”, bien podríamos decir que “Cuando tengas conocimiento de alguna situación de corrupción o abuso a tu alrededor, no te preguntes por quién habrá salido perjudicado, para compadecerte de él, porque tú, más tarde o más temprano, estarás entre los afectados”.

Es imprescindible que nos pongamos todos a trabajar para definir unas relaciones más horizontales, una mayor confianza en los profesionales y en los equipos, y unos procesos selectivos más justos y transparentes. Todos, incluso los que pudieran resultar beneficiados de cualquier hipotética irregularidad. Porque si no conseguimos erradicar tanto abuso y tanta corruptela de nuestra organización, la seguiremos sufriendo todos por los siglos de los siglos. Y eso no es bueno para nadie, y menos para nosotros mismos como médicos.
..Dr. Miguel Ángel García Pérez. AMYTS

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