Publicado en El Mundo Una de los compromisos más firmes del Pacte del Botànic tiene que ver con la ética y la transparencia en la actividad de los altos cargos. En el caso del subsecretario de la Conselleria Sanidad, Ricardo Campos, esta exigencia no se cumple por cuanto su declaración de bienes como alto representante de la Generalitat omite que posee una clínica de oftalmología en Paterna desde hace más de 20 años en la que pasaba consulta -como demuestran los anuncios que todavía circulan en Internet y como confirman sus compañeros de profesión- y que desde hace meses tiene arrendada a una sociedad para esta misma actividad oftalmológica. El ‘número tres’ de la Conselleria de Sanidad se hizo conocido por sus descalificaciones en contra de los trabajadores de los hospitales de concesión público-privada (modelo Alzira) a quienes llamó “tropa”, “contratados a dedo” y “estómagos agradecidos” y por permitir el nombramiento de su hermana como jefa de sección sin que mediara ningún tipo de concurso u oposición. En el apartado de su declaración de bienes expresamente destinado a reflejar las actividades privadas remuneradas ejercidas durante los dos años anteriores a la toma de posesión de cualquier cargo, Campos ha dejado en blanco las casillas pese a haber realizado funciones de oftalmólogo privado. Sí que rellenó sus actividades públicas como médico en el Hospital General de Valencia y como profesor universitario.