Publicado en ABC Cada año nacen en nuestro país cerca de 31.000 niños prematuros, es decir, alumbrados antes de llegar a la semana 37 de embarazo. Unos bebés que, dado que su periodo de gestación –y, por tanto, de desarrollo– es más corto, tienen un mayor riesgo de sufrir graves problemas de salud que aquellos nacidos a término. De hecho, los problemas asociados a los partos prematuros son la primera causa global de deceso durante los primeros meses de vida, siendo el riesgo de mortalidad mayor cuanto más prematuro es el alumbramiento. Pero, ¿no hay nada que se pueda hacer? Pues sí. De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham (EE.UU.) ha demostrado que la administración de corticoides ya desde la semana 23 de gestación a las embarazadas con alta probabilidad de alumbrar prematuramente reduce, y mucho, el riesgo de enfermedad y mortalidad de los bebés nacidos antes de término. Un beneficio, además, que es especialmente significativo en el caso de los bebés ‘extremadamente prematuros’ –esto es, nacidos antes de la semana 28 de gestación.