Publicado en El Español “Creo que fueron cinco o seis médicos. Se acercaron mirando al suelo. En una sala me explicaron que no habían podido salvar su vida. Empecé a a llorar, no entendía”. El hijo de Mario vivió veinticinco minutos. Su mujer, dormida en la sala de reanimación. “Cuando se despertó, me abracé a ella. Creo que yo seguía llorando. ¿Dónde está mi bebé? Repitió varias veces la pregunta. Entonces se lo dije”.Han pasado nueve meses desde aquel 3 de julio de 2016 en el Hospital 12 de octubre. A Mario le dijeron que su hijo murió por culpa de una patología no diagnosticada de origen desconocido. Le aconsejaron que solicitara la autopsia judicial. Veinte días más tarde, una respuesta radicalmente distinta: “Muerte violenta y accidental debida a una hemorragia en el cráneo”. El caso, en los tribunales. Según el abogado de Mario, Carlos Sardinero, ya han declarado tres ginecólogos y una matrona. “Todos ellos reconocen no ser capaces de dar una explicación coherente de lo sucedido”.