Publicado en El Mundo La primera ministra británica, Theresa May, ha querido enterrar las críticas que la señalan por esconderse y de quienes la acusan de no enfrentarse al electorado ni a los debates televisivos, y ha salido a la calle para hacer campaña. Sus asesores eligieron un mercado de Abingdon, en el condado de Oxfordshire, en la típica campiña inglesa, territorio amigo, abonado al Partido Conservador. Pero para sorpresa de todos -las cámaras de tele que lo grabaron fueron las primeras sorprendidas-, Theresa May se topó con una mujer, Cathy Rips, que le echó la bronca por los recortes en las ayudas a las personas discapacitadas o con dificultades de aprendizaje. Cathy no se cortó al decirle, con tono de enojo, a Theresa que “me han cambiado el DLA (el tipo de prestación previo) por el PIP (el actual) y yo no puedo vivir con 100 libras (115 euros) al mes, lo que quiero es que se restablezca el Disability Living Allowance (DLA) en lugar del Personal Independent Payment (PIP)”. La primera ministra quiso continuar la conversación mientras Cathy seguía con su enfurecido monólogo. Theresa hablaba de “salud mental” y Cathy de “dificultades de aprendizaje”.