Publicado en El Mundo La enfermera malagueña Virginia Cuesta es víctima de la “peor sanidad”, como ella misma define su situación. Como trabajadora encadenando contratos precarios en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) desde hace años y como hija de un enfermo que falleció al día siguiente de darle el alta en un hospital público de Málaga. “Voy a intentar contarlo todo cronológicamente”. Así comienza a relatar Virginia Cuesta lo que le ha ocurrido, seis días más tarde de incinerar a su padre, Manuel Cuesta García. Se trata de una extraordinaria y triste conjunción de circunstancias que ha vivido en primera persona. Y la resume con una frase: “No se puede tener peor sanidad”. A nivel profesional, Virginia trabaja de enfermera encadenando contratos temporales desde 2008. Trabaja los dos o tres meses de verano, y luego en Navidades, para cubrir las vacaciones. Forma parte de esos 17.500 profesionales que el SAS va a contratar para sustituir al personal sanitario durante los meses de verano. Trabaja según la demanda que haya. Puede ser que esté unas horas en una planta, y luego otras tantas horas en otra.