La glucosa y la presión arterial alta, cuando aparecen tempranamente, actúan como biomarcadores para predecir el síndrome metabólico

Los componentes relacionados con el metabolismo de la glucosa y la presión arterial alta, cuando aparecen tempranamente, actúan como biomarcadores para predecir el síndrome metabólico, y es que así se ha demostrado en un estudio que, realizado por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) en la Universidad de Girona (UdG), tiene como objetivo estudiar la dinámica del síndrome metabólico y de sus componentes.

Otra de las conclusiones del estudio, publicado recientemente en la revista PlosOne, es que a pesar de que se ha producido un aumento significativo de la prevalencia de la obesidad que ha coincidido con un considerable aumento de la prevalencia del síndrome metabólico, en el estudio se pone de manifiesto que los componentes relacionados con la obesidad y la dislipidemia o dislipemia (presencia de altos niveles de lípidos, colesterol, triglicéridos), aunque esenciales para el desarrollo del síndrome metabólico, aparecen después.

La trascendencia del trabajo llevado a cabo por el CIBERESP y la Universidad de Girona no es baladí desde el punto de visto clínico, y es que hasta ahora, el estudio de la dinámica del síndrome metabólico y de sus componentes, como el orden de aparición, o el tiempo de exposición a los mismos, era desconocida hasta el momento.

Para el estudio, en concreto, se ha utilizado una cohorte retrospectiva con un seguimiento de siete años (entre el 1 de enero de 2005 y el 31 de diciembre de 2012) compuesta por más de 13.000 sujetos de la población general, residentes en una comarca, predominantemente rural o semiurbana, de la provincia de Girona.

El síndrome metabólico, una co-ocurrencia de varios factores de riesgo cardiovascular en una persona

Definido como la co-ocurrencia de varios factores de riesgo cardiovascular en un sujeto, el síndrome metabólico se considera que “hace acto de presencia” en una persona cuando al menos, presenta tres de los siguientes factores: obesidad abdominal; alteración de la glucosa o diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2; presión arterial alta o diagnóstico de hipertensión; bajos niveles de colesterol HDL y hipertigliceridemia (estos dos últimos definen la dislipemia).

Sin embargo, ni el síndrome metabólico ni sus componentes son estáticos, ya que pueden ocurrir y dejar de hacerlo como consecuencia de su control durante el período de seguimiento de un paciente, incluso en más de una ocasión.

Por ello, los investigadores recomiendan al personal sanitario “hacer todos los esfuerzos” para identificar a los individuos que presenten la combinación hiperglucemia y presión arterial alta, en riesgo muy alto de desarrollar un episodio de síndrome metabólico, a los que se ha de proporcionar un tratamiento adecuado en los primeros estadios de una enfermedad que aproximadamente el mismo porcentaje de varones y mujeres padecen en España, cerca del 31% de la población adulta o lo que es lo mismo, uno de cada tres.
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