Publicado en ABC Tato Sainz se emborrachó por primera vez a los doce años con su padrino. A partir de entonces probó una gran variedad de drogas: hachís, marihuana, cocaína, heroína… En su época universitaria tomaba regularmente anfetaminas para lograr una mayor concentración en la época de exámenes. «La heroína es lo que me hizo sentir más lleno. Te da una sensación de paz, equilibrio y bienestar que no te dan las otras drogas». Sainz confiesa que, de entrada, el consumo de estupefacientes se disfruta y lleva al individuo a tener un comportamiento mucho más divertido hacia los demás. Sin embargo, matiza que lo que supone es «llevar una careta».Mentiras, sobredosis y VIHUna de las formas más inmediatas y potentes de sentir los efectos de la heroína es inyectársela por vía intravenosa. Sin embargo, Sainz revela que le daba miedo hacerlo, ya que no tenía el «valor suficiente». No obstante, otros amigos se encargaban de subministrársela por este medio.