Publicado en ABC Los trasplantes de órganos, esto es, la sustitución de un órgano enfermo por uno funcional recibido de un donante, supone la última alternativa para muchos pacientes que, de otra manera, entrarían irremediablemente en la fase final de sus vidas. Un binomio donación-trasplante en el que nuestro España es el líder mundial incontestable –y ya van 25 años consecutivos– y que, sin embargo, no siempre garantiza la supervivencia del paciente. Y es que el sistema inmune del receptor, si bien se encuentra atenuado durante todo el proceso con el uso de fármacos, es responsable de que el trasplante no se realice con éxito. O lo que es lo mismo, provoca que el nuevo órgano sea rechazado, poniendo así en gran peligro la vida del receptor. Pero, ¿no hay una manera de evitar que el sistema inmune reaccione de esta manera tan contraproducente para su propio organismo? Pues, por primera vez, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) y de la Universidad de Toronto (Canadá) podrían haber hallado la manera de lograrlo.