Publicado en El País Los primeros años de este siglo han sido intensos para la salud mundial. Los donantes internacionales —sean gobiernos nacionales, como Estados Unidos a través de su programa PEPFAR, o nuevas iniciativas de financiación internacional, como el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y GAVI, la Alianza por las Vacunas— han invertido miles de millones de dólares en programas nacionales de control de enfermedades y sistemas sanitarios, salvando millones de vidas. Pero ahora algunos de los países que se han beneficiado de estos programas se enfrentan a un nuevo desafío: mantener las ganancias logradas una vez que se retire el apoyo externo. En último término, esta transición será la base sobre la que se juzguen las iniciativas de los donantes y las iniciativas de asistencia sanitaria en su conjunto.