Publicado en El Confidencial James Holmes se encuentra recluido en régimen de aislamiento en una prisión de máxima seguridad en alguna ciudad de Estados Unidos mantenida en secreto por las autoridades. La naturaleza de sus crímenes lo convierte en un blanco perfecto para otros presos. Holmes vivirá el resto de su vida en tales condiciones. La ropa desgarrada, la mirada perdida en el vacío, el pelo teñido de un color rojo excéntrico… Cuando uno mira los vídeos de los interrogatorios de Holmes, justo después de su arresto, su apariencia parece certificar el monstruo que acababa de asesinar a 12 víctimas inocentes, entre ellas, una niña de solo 6 años.