Publicado en El País El procedimiento era sencillo y se hacía a plena luz del día y con todos los trabajadores del departamento como testigos. Los médicos patólogos prescribían en sus clínicas privadas una biopsia o una citología a sus pacientes. Sus colaboradores, que también simultaneaban la privada con la pública, trasladaban las muestras al hospital público y se las dejaban a una técnico de laboratorio para que esta hiciera los análisis o se los encargara a algún otro auxiliar usando gratis las máquinas del centro. Los resultados volvían a la privada y se le cobraban al paciente o a la aseguradora. Beneficio neto, cero gasto.