El doble filo del diálogo

..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Durante el último Consejo Interterritorial comentábamos un grupo de periodistas a cuántas de estas reuniones semiperiódicas entre el ministro o ministra de turno y las comunidades autónomas habíamos asistido. Los más veteranos habían estado más de 20 veces de guardia en el Paseo de El Prado. Mi historia es más corta. Se remonta a la época de Ana Mato, poco después de la entrada en vigor del Real Decreto 16/2012.

La aprobación de aquella normativa abrió un cisma entre los dos grandes partidos del momento, el PP en el Gobierno y el PSOE en la oposición. La ley establecía un cambio de sistema. Se pasaba de un modelo universal a otro de aseguramiento, los inmigrantes ‘sin papeles’ perdían además su derecho a la tarjeta sanitaria y se fijaba un nuevo modo de copago. Han pasado seis años desde entonces y el debate sobre la universalidad sigue encima de la mesa como una mancha en el mantel que provoca sonrojo e incomodidad entre los comensales.

Han pasado seis años desde el RD 16/2012 y el debate sobre la universalidad sigue encima de la mesa como el principal obstáculo para alcanzar un Pacto de Estado por la Sanidad

El pasado 24 de abril la universalidad regresó al orden del día del Consejo Interterritorial. Los consejeros socialistas solicitaron volver a tratar este tema y la ministra Dolors Montserrat accedió a incluirlo entre los 24 puntos que se tratarían en un gesto de buena voluntad ahora que el Senado debate sobre el Pacto por la Sanidad. Como consecuencia, la reunión que comenzó casi a la una de la tarde se prolongó hasta pasadas las nueve de la noche. Más de ocho horas y la sensación de que poco o nada ha cambiado.

El diálogo tiene un doble filo. Por supuesto es la base para alcanzar cualquier acuerdo serio y consistente que satisfaga a todas las partes. Pero puede suponer un riesgo, que no prospere, se enquiste en el tiempo y derive en una discusión en la que las partes queden incapacitadas para cualquier consenso. Después de escuchar a la mayoría de los consejeros y a la ministra en sucesivas ruedas de prensa, abandoné el Ministerio con esta última sensación, que el pacto hoy es imposible.

Decía Albert Eisntein –seguro que han escuchado la frase mil veces- que “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo“. Llevamos seis años debatiendo sobre el actual modelo sanitario solo con argumentos ideológicos. Es la hora de empezar a medir los resultados para conocer el verdadero impacto del Real Decreto 16/2012. Básicamente para saber si ha mejorado la vida de los pacientes y de los ciudadanos y si garantiza la sostenibilidad del sistema a largo plazo. Precisamente hoy que hablamos de establecer un nuevo modelo de financiación, es más necesario que nunca alcanzar un pacto sanitario. Si no existe un acuerdo sobre el sistema de salud más adecuado, difícilmente podrán construirse las vías que permitan financiarlo.

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