Es el momento de escuchar a los pacientes silenciosos

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..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Por primera vez en la historia, estamos en condiciones de eliminar una enfermedad vírica sin necesidad de una vacuna. La hepatitis C está al borde de convertirse en una patología residual en España gracias a los tratamientos antivirales, que irrumpieron en nuestro país a finales de 2014. En estos casi cuatro años desde la aprobación de Sofosbuvir, se han tratado ya a más de 110.000 personas. Son las últimas cifras que ha ofrecido el Ministerio de Sanidad.

La hepatitis C está al borde de convertirse en una patología residual en España gracias a los tratamientos antivirales

Nos cuenta en una entrevista el Dr. Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), que lo más difícil ya está hecho. Los pacientes más graves han recibido su tratamiento y el año pasado el Consejo Interterritorial decidió extender los medicamentos a todos los pacientes, independientemente del grado de fibrosis. Las tasas de curación son altísimas. Entre el 97% y el 98% ve cómo desaparece de manera definitiva la carga vírica. Para aquellos que no responden, existe también un tratamiento de rescate que está dando resultados más que positivos, con cerca del 100% de curación.

Nadie puede negar que el esfuerzo económico ha sido alto. Las comunidades autónomas han gastado en torno a 1.950 millones de euros entre 2014 y 2017. Es cierto que el precio de los medicamentos se ha ido abaratando. La factura ha pasado de los 1.198 millones de euros de 2015 a los 234 millones de 2017.

Tras esta fuerte inversión, las comunidades deben dar un último empujón para acceder a la población sin diagnosticar. Resulta paradójica la rapidez con la que se ha desarrollado la parte más costosa del Plan estratégico para el abordaje de las hepatitis C y la lentitud para implantar la parte más barata, el cribado poblacional. Se trata de una prueba sencilla, rápida, eficaz y barata. No cuesta más de dos euros por persona y solo es necesaria una vez en la vida. Es cierto que cuando el Ministerio de Sanidad, allá por 2014, incluyó en la cartera básica Sofosbuvir, lo hizo apremiada por las presiones de los pacientes. La situación ahora es diferente. Se trata de detectar a los enfermos no diagnosticados, pacientes silenciosos porque aún no saben que tienen la enfermedad.

Las Comunidades deben dar un último empujón para acceder a la población sin diagnosticar

Ministerio y Comunidades Autónomas no tienen hoy por tanto la presión social de hace cuatro años. Pero esta diferencia no hace menos necesaria la implantación de un screening a toda la población, a esos miles de ciudadanos que pasan a diario por los centros de salud. Se estima que la infección oculta podría alcanzar hoy a unas 50.000 personas. Un estudio reciente presentado en el último Congreso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado advertía de que sin la implantación del cribado, podríamos llegar en 2021 una situación de “agotamiento diagnóstico” con 161.000 pacientes ocultos. Sería muy difícil cumplir entonces con el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de eliminar la hepatitis C en el año 2030. España hoy está en condiciones de alcanzar la meta ya en 2021, siempre y cuando las autonomías se decidan a buscar a los pacientes no diagnosticados. Sería una pena desaprovechar esta oportunidad.

 

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