No es la puerta de salida, es la puerta de entrada

..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad
Mucho se ha hablado esta semana del pacto del Partido Popular y Vox para gobernar en Andalucía. Uno de los motivos es la exigencia inicial de esta última formación de expulsar a todos los inmigrantes irregulares. Esta reclamación ha abierto un debate que va un paso más allá de la sanidad universal. ¿Debe el médico advertir a las autoridades de que está atendiendo a una persona que reside en España de manera ilegal?

En el programa de Vox en ningún momento se plantea que sea el médico el que deba advertir a las autoridades. Ha funcionado una vez más el “piensa mal y acertarás”. Y con toda lógica. Una de las primeras preguntas que surgió después de aparecer el documento es de dónde había obtenido Vox esa cifra de 52.000 inmigrantes ilegales en Andalucía. Es muy sencillo. El dato es muy similar al que ofreció la consejera de Salud andaluza, Marina Álvarez, después de que se aprobara el real decreto de universalidad. Álvarez hablaba en aquel Consejo Interterritorial monográfico de 59.000 tarjetas sanitarias para este colectivo. Nadie conoce como el Servicio Andaluz de Salud la verdadera cifra.

Ha funcionado una vez más el “piensa mal y acertarás”. Y con toda lógica. Nadie conoce como el SAS la verdadera cifra

Hacen bien los médicos en advertir que esa no es su función. Debe quedar claro desde el principio y más ahora que se ha regulado el derecho de las personas en situación irregular a recibir asistencia en atención primaria y no por urgencias como había establecido el Real Decreto 16/2012. Si observamos las últimas estrategias de salud todas pasan por primaria, o lo que hemos llamado el primer nivel asistencial o la puerta de entrada del Sistema Nacional de Salud.

Hacen bien los médicos en advertir que esa no es su función. Debe quedar claro desde el principio

Muchas funciones se le ha añadido al médico de familia: la detección precoz del VIH, de la hepatitis C, la promoción de la salud, la prevención, el seguimiento de anticoagulados, de la diabetes tipo II y de muchas otras tantas enfermedades. Se han planteado incluso planes para la detección de casos de violencia contra la tercera edad, las mujeres y los niños.

“No somos administrativos”, nos decía la semana pasada el presidente de FACME, Fernando Carballo, en una entrevista con iSanidad. Bastantes tareas tiene ya el médico para hacer un trabajo que no le corresponde. Dejemos a los médicos hacer su trabajo que no es otro que la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y, si es posible, la curación. Pero sobre todo debemos mantenerlos fuera de la trinchera política.

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