Un año más, unos presupuestos sin transparencia ni evaluación

..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad
Los economistas de la salud ven con buenos ojos la eliminación del copago farmacéutico a los pensionistas con rentas más bajas. Incluyen un matiz, sin embargo. Su derogación progresiva debe establecerse en función de la renta y no revertirlo solo a los pensionistas como ha prometido el Gobierno. Mucho se ha hablado en estos años de copago de las dificultades económicas de las familias para retirar sus medicamentos.

Este obstáculo viene a agravar uno de los grandes problemas que hay en España, la falta de adherencia terapéutica. No sabemos realmente cuántos pacientes no siguen sus tratamientos por el coste o simplemente porque se les olvida o no les sienta bien y los abandonan sin consultar siquiera al médico. Quizás hubiera sido un buen momento para evaluar los resultados. Pero no lo hemos hecho. Es el principal pero que los economistas de la salud ponen a estos presupuestos y los anteriores, no medimos las políticas que introducimos.

No sabemos realmente cuántos pacientes no siguen sus tratamientos por el coste o simplemente porque se les olvida o no les sienta bien y los abandonan sin consultar siquiera al médico

Un ejemplo es el fondo de cohesión. El PSOE se pasó toda la legislatura pasada y la mitad de esta lamentándose por la eliminación de este fondo orientado a garantizar los desplazamientos de los pacientes y la financiación de los centros, servicios y unidades de referencia. Después de llegar al Gobierno, han olvidado sus críticas y lo han dejado en la misma cantidad que el año pasado, cuatro millones de euros. Los socialistas habían pedido en más de una ocasión, en una de las enmiendas a los presupuestos del año pasado sin ir más lejos, dotarlo con 100 millones de euros. ¿Por qué esta cantidad? Ciudadanos también había apuntado a una cifra similar en su pacto de Gobierno con el PP. Es obvio que con cuatro millones no se pueden costear el movimiento de pacientes por los CSUR. ¿Y con 100 millones? Realmente no lo sabemos.

La evaluación brilla por su ausencia. Añadimos y quitamos sin estudiar el impacto. Lo más escandaloso quizás es que existen datos pero no se utilizan. Así lo dicen los propios economistas. Existe una falta de transparencia enorme en nuestro Sistema Nacional de Salud. Las comunidades autónomas no quieren compararse. No piensa en adoptar aquellas experiencias positivas de otras regiones, sino que temen quedar mal en la comparación con el vecino. Cada una se pone sus orejeras y coge el camino hacia delante sin mirar a los lados. La consecuencia es la falta de equidad que hoy sufren nuestros pacientes.

Aún nos queda por ver los presupuestos sanitarios de las autonomías, que son las que realmente tienen las competencias. Están pendientes aún las negociaciones en mucho parlamentos regionales. Los problemas serán los mismos: falta de evaluación, de transparencia y de equidad.

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