El buen influencer en salud en la era de los likes. Ricardo Mariscal

..Ricardo A. Mariscal López. COM SALUD.
En su libro “Mi vida por un like” el periodista David Ruipérez reflexiona de forma muy interesante sobre la era de los influencers, instagramers o youtubers, una época que nos ha tocado vivir en la que personajes populares y anónimos se convierten en modelo de conducta a seguir mediante vídeos y fotos, que a sus seguidores les parecen divertidos y únicos. En este libro se explican muy bien las que son consideradas características clave del influencer digital: es un especialista, busca interacción con sus seguidores, es difusor, prescriptor, creíble, tiene poder de convocatoria y, finalmente, es un líder de masas.  No son características negativas per se pues todo depende del uso que se haga de esa “influencia”. Y algunos de estos rasgos definen a las youtubers e instagramers que han sido noticia en las últimas semanas por recomendar en sus vídeos medicamentos de forma indebida.

El influencer digital es un especialista, busca interacción con sus seguidores, es difusor, prescriptor, creíble, tiene poder de convocatoria y, finalmente, es un líder de masa

Estas jóvenes youtubers e instagramers fueron desenmascaradas en primera instancia por el farmacéutico Guillermo Martín Melgar desde su cuenta de Twitter, Farmacia Enfurecida, como él mismo ha contado recientemente en una entrevista concedida a iSanidad. Las citadas influencers recomendaban a sus seguidores el uso de medicamentos que requieren receta como si fueran cosméticos, una práctica irresponsable e ilegal. La campaña iniciada por Melgar ha tenido tanto éxito que el Ministerio de Sanidad ha tomado cartas en el asunto, convocando a diversos expertos para abordar esta problemática (entre los convocados se encuentra, por ejemplo, el Instituto SaludsinBulos).

Influencers sin formación
Si intentamos hacer un retrato robot común de estas influencers irresponsables encontramos puntos comunes, además de muchas de las características clave mencionadas anteriormente: son mujeres jóvenes y guapas que se dirigen a un público predominantemente femenino, tienen gran desparpajo ante las cámaras y una base muy numerosa de seguidores en Instagram y Youtube. Sin embargo, hay un rasgo básico del que carecen: la especialización. No tienen ninguna formación ni experiencia que les faculte para realizar muchas de las recomendaciones que efectúan en sus canales. Evidentemente, no son médicos ni profesionales sanitarios. Su negocio es la belleza y moda y rinden culto a su imagen en todo momento. ¿Realmente son el modelo que queremos seguir?

El influencer carece del rasgo básico de la especialización y no tienen ninguna formación ni experiencia que les faculte para realizar muchas de las recomendaciones que efectúan

Victimismo al recibir críticas
Cuando sus vídeos de recomendaciones de medicamentos fueron expuestos, estas influencers hicieron causa común en sus apariciones en medios para su defensa: tratando de eludir su responsabilidad aseguraron estar recibiendo miles de amenazas e insultos que, incluso, les hacían temer por su vida. Este victimismo es difícil de sostener y nos conduce a la cara oculta de su negocio: pese a que utilizan todos los recursos necesarios para conectar con su público, creando una minuciosa campaña de imagen para parecer auténticas y creíbles, no están preparadas para entender el impacto real de sus acciones.

El buen influencer
Para terminar, esta experiencia con las millonarias youtubers nos debería servir para comprender qué tipo de influencers seguir porque puede aportarnos algo positivo. En el ámbito de la salud, ha de ser un profesional sanitario o relacionado directamente con el sector, con experiencia y formación en los temas que aborde. Un experto cuya finalidad principal no sea comercial sino aportar y compartir conocimientos. Que huya del postureo y del egocentrismo y en cuyos canales los protagonistas sean sus contenidos y no él mismo.

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