El prestigio de los Colegios depende del prestigio de los presidentes

El círculo de poder que se encierra en la presidencia de un colegio de médicos es una oportunidad que se está aprovechando por médicos sin prestigio para asegurarse una notoriedad que no tendrían desde su s labores profesionales como médicos. En los últimos años estamos asistiendo a numerosos casos de procesos polémicos en elecciones porque se utilizan todo tipo de estrategias para llegar a la presidencia.

Es habitual que en la prensa salgan a luz casos de presuntas compras, exclusiones de candidatos, irregularidades en los votos por correo, procesos preparados para la reelección de un presidente, y una larga lista de intensas movilizaciones para estar en el sillón presidencial.

La sociedad actual permite que haya oportunidades para todos en función de su capacidad, independientemente de su situación económica o de la profesión de sus antepasados. Pero resulta evidente la necesidad de que el Presidente aporte prestigio a su Colegio y no al revés, porque en muchas ocasiones hay candidatos y presidentes sin escrúpulos que quieren esta notoriedad porque no han podido demostrar que son buenos médicos.

Una Junta debería estar formada por personas que, además de estar colegiadas, tienen un prestigio en la profesión, investigadores, catedráticos, jefes de servicio, miembros de la Real Academia de Medicina…

Sin embargo estas personas, que son una referencia en la medicina, no están disponibles porque el sistema actual está cada vez más corrompido, y los millones de euros que maneja cada Colegio procedentes de las cuotas, de los convenios, de los actos, de las subvenciones, etc. son una dinamita que está explotando demasiadas veces.

Si se llegara a conocer las verdaderas motivaciones de los presidentes por llegar al cargo el escándalo sería mayúsculo, pocos, muy pocos saldrían indemnes o limpios.

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