El Ministerio tiene un nuevo problema con la “Ley de Dependencia”

Lola Granada
A la Ministra Ana Mato no la deja en paz nadie. Tras los conocidos problemas que en su día le plantearon los discutidos recortes en el presupuesto; el aumento de la jornada laboral semanal en los médicos y el resto del personal sanitario, la implantación del copago sanitario, la rebeldía de algunas Comunidades Autónomas, los dolores de cabeza consecuencia de la compleja elaboración de la lista de medicamentos excluidos de la financiación pública. Por si fuera poco, se le une ahora otra preocupación más, el escollo que representa todo lo relacionado con la nueva Ley de Dependencia, que busca poner orden a lo que reciben y cómo lo hacen las 750.000 personas que, de momento, reciben atención en toda España, así como a las personas encargadas de prestar este servicio y a los Centros sociales donde se dispensan las respectivas prestaciones. Una Ley que, según comenta Manuel Trillo, quiere poner orden y garantizar su viabilidad para aliviar cientos de miles de situaciones dramáticas familiares, que consumen gran cantidad de recursos públicos.

Tras un debate con los consumidores la tarde del pasado 9 de junio, le llega el turno de su comparecencia –igual que la de otros Ministros- en el Congreso, instada por un grupo de diputados del PSOE que no están nada contentos con la forma de hacer oposición de sus compañeros de partido. “La enfermedad no es un paréntesis, es la propia vida”, Ha dicho Sandra Parra, Presidenta de la Fundación “Solidaridad contra el cáncer”, quien, entre otras cuestiones, se plantea este duro dilema ¿Por qué en lugar de en Sanidad y Educación no se recorta en armamentos?

El problema se está desbordando a marchas forzadas, como lo prueba el hecho de que de las 206.000 personas previstas en 2007 se ha pasado a 431.000. Después de cinco años de vigencia de la Ley nos encontramos con la realidad de que hoy existen más de 1.500.000, de las cuales solo pueden ser atendidas menos de la mitad, frente al 1.173.000 que se había estimado cuando la Ley se puso en marcha.

Con gran criterio, la reforma de la Ley pretende establecer un control tanto a las ayudas como a las actividades de los cuidadores familiares y, en la medida de lo posible, derivar su función a los centros y servicios sociales de cada Comunidad.

Además de la reforma de la Ley, el Ministerio pretende llevar cuanto antes al Consejo de Ministros, un Decreto que regule la aportación económica del propio beneficiario de la prestación, para que se realice de acuerdo con el patrimonio real que posea el dependiente, cambiando el criterio actual, que solo tiene en cuenta el de sus ingresos. Pretende, además, evitar la posibilidad de que se pueda hacer un uso fraudulento de las prestaciones que se ofrecen por este concepto, haciendo un seguimiento racional de esta actividad, así como constatar que sigue en vigor la documentación que en su día se aportó para acceder a la prestación. En definitiva, se trata de hacer una auténtica revisión del actual sistema de dependencia.

Un recientísimo estudio realizado a través de una macroencuesta por la profesora del CSIC, Mª Angeles Durán, para la Fundación BBVA aporta una información bastante elocuente sobre lo que supone para las familias este problema de la dependencia. Según sus datos, el 80% de los españoles asume que el cuidado de un dependiente repercute plenamente en la economía familiar. El 55% de los entrevistados confiesa que les gustaría tener a sus progenitores en casa, y el 30% prefiere cuidarlos sin que tengan que abandonar su hogar. La profesora Durán advierte también en las conclusiones de su estudio que los anunciados recortes en los servicios sociales suponen un peligro grave para los trabajadores, debido a que por ello tendrán que reducir bastante su dedicación profesional para cuidar a niños, mayores o enfermos. Pone también el ejemplo de las llamadas “madres de día” de Alemania, que se dedican a cuidar a los niños de los vecinos, para plantear algo similar en España para el cuidado de los dependientes. 

Otro concepto importante que el Ministerio pretende regular es que se produzca una unificación de criterios en esta materia, dada la dispersión que actualmente existe en las diferentes Comunidades.

Situación actual.
Hasta aquí, todo son planteamientos teóricos. Tras la reunión del Consejo Territorial del “Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia”, el Gobierno, sin duda espoleado por las “Recomendaciones” de los poderes económicos de Bruselas realizadas el pasado fin de semana, ha vuelto a utilizar la tijera de los recortes para intentar ”salvar” la viabilidad del tema de la dependencia, de tal forma que aquellas personas que cuiden familiares que no pueden valerse por si solos, pasarán a cobrar de media un 15% menos y los discapacitados, hasta ahora exentos del pago de este servicio, tendrán que realizar una aportación si la reforma de la actual Ley se mantiene en los términos que la Ministra anunció a las Comunidades Autónomas.

Se trata de ahorrar a toda costa porque, hoy por hoy, hay un exceso de gasto. Según las datos en que se basa Sanidad para forzar otra vuelta de tuerca a los recortes, es que actualmente hay un desfase de 2.700 millones de euros respecto a lo estimado en principio. La entrada de 400.000 nuevos dependientes, cuando la cantidad estimada en era de solo 225.000, ha generado una deuda en la Seguridad Social de más de 800 millones y un incremento en las listas de espera en torno a 300.000 personas. Circunstancias que llevan inevitablemente a revisar el régimen por el cual la Administración paga su Seguridad Social y que los discapacitados entren a pagar el copago correspondiente por la recepción de los servicios que necesiten. Con lo cual, a partir de ahora, todas las personas dependientes tendrán que contribuir al sistema a través de lo que se denomina como copago, pero, siempre en función de sus posibilidades económicas reales, teniendo en cuenta, además de sus ingresos, el patrimonio con que cuenten..

Las claves de la nueva situación:

  • Habrá menos prestaciones.
    Está previsto reducir un 15% la prestación a los ciudadanos que se dedican a cuidar a sus familiares dependientes
  • Habrá más copago
    Ningún dependiente se quedará sin aportar algo al sistema, aun cuando lo harán en función de su situación económica. Los discapacitados que, hasta ahora, estaban exentos, contribuirán también, de acuerdo con la escala que para ello se establezca.
  • Sistema de prioridades
    El gran dependiente y el dependiente severo disfrutarán de un sistema especial de prioridades. Ello representa que se tendrá que aplazar hasta 2015 la incorporación al sistema de personas con dependencias moderadas o leves.
  • Nueva clasificación de los diferentes grados de necesidades
    Para una mayor efectividad se simplificará la actual división de grados y niveles de tal forma que las seis categorías que ahora existen se reunificarán en solo tres: Gran dependencia, dependencia severa y dependencia moderada.
  • Nuevo criterio para la distribución de fondos económicos
    La distribución a las Comunidades del tradicional “nivel mínimo” se hará de forma que las que atiendan a dependientes a través de servicios sociales y no con cuidadores familiares, se valorará con carácter progresivo en un plazo de cinco años, al 50% este criterio y según el número total de dependientes que tengan a su cargo.

Como es normal, las manifestaciones en contra de estas medidas no se han hecho esperar, la primera ha sido la de los participantes en el “Debate sobre el estado social de la nación” que ha organizado la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, quienes solicitaron el mismo martes que las modificaciones que se proponga el Gobierno llevar a cabo en esta Ley de Dependencia no se tramiten, como se ha dicho inicialmente, por el camino del Decreto-Ley sino a través de la Vía parlamentaria. Solicitan, además, que se siga manteniendo como un sistema de servicios estableciendo previamente los límites adecuados a las prestaciones económicas que correspondan por los cuidados familiares que tengan que prestarse a las personas dependientes

Con ello se podrán evitar desajustes, 

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