Lola Granada
La noticia política de la semana es la dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid. Según sus propias palabras había concebido siempre la política como una “actividad” temporal y ha llegado el momento de dejarla por “motivos personales”.
Desde que sufrió en 2011 un cáncer de mama del que asegura estar totalmente curada la sensibilidad personal de Aguirre ha sido muy clara con los médicos y el sistema sanitario. Sus continuos gestos personales y guiños así lo demuestran.
A pesar de estos gestos nos encontramos con una diferencia entre su forma de actuar personalmente y la actividad de su Gobierno. El mismo día que se comunicaba su decisión se veían pancartas en las puertas del Hospital La Paz diciendo que “se estaba cargando la Sanidad Pública”. De hecho hay muchos artículos diferentes pidiendo que el sucesor, Ignacio González, derogue la ley que anunciaba el despido de 26 categorías de la Sanidad Pública.
Por otro lado con Esperanza Aguirre en la Presidencia del Gobierno de Madrid se han puesto en marcha doce hospitales nuevos lo que han supuesto cientos de puestos de trabajo y una mejora real de la Sanidad Pública percibida por los madrileños.
El legado de Aguirre en Sanidad estará siempre ligado a la realidad económica que se sufre en España actualmente y no se puede separar. ¿Será mejor lo que viene o echaremos en falta lo que se va?
