La educación, algo muy especial. Dr. Ricardo Martino

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..Dr. Ricardo Martino, jefe de la Unidad de Atención Integral Paliativa Pediátrica del Hospital Infantil Niño Jesús.
Se acerca el comienzo del curso y todo el mundo anda inquieto por la apertura de los centros educativos y el desarrollo del próximo curso. Los diferentes escenarios posibles para preservar la seguridad y evitar los contagios suponen cambios radicales en la enseñanza, presencial, a la que estábamos acostumbrados y no cuestionábamos. El teletrabajo y la “tele-enseñanza” impuestos por las circunstancias han mostrado que no todos los niños pueden incorporarse, sin más, a un sistema de enseñanza online.

El niño es una persona en desarrollo que necesita la interacción social y afectiva para llegar a ser él mismo. La persona es un ser en relación, que necesita de otras personas para sentirse querido, respetado, estimulado. Necesita fijarse en otros para aprender por imitación. Necesita sus tiempos y sus silencios. Cada persona es única e irrepetible y tiene necesidades especiales. Por eso no se puede tratar igual a un niño de 3, de 7 o de 12 años. Eso es evidente.

En la educación ordinaria puede haber fracaso escolar porque no se pueden identificar o atender adecuadamente las necesidades de cada alumno

Por otro lado, en la educación ordinaria puede haber fracaso escolar porque no se pueden identificar o atender adecuadamente las necesidades de cada alumno. Por ejemplo, las de los niños con altas capacidades. Cada vez se sabe más y se les atiende mejor, pero necesitan sistemas educativos distintos.

Hace ya tiempo que, en España, los padres de niños con necesidades educativas especiales, por razones de salud o alguna discapacidad se unieron, se asociaron y pusieron en marcha colegios adaptados a su realidad. En ellos no había barreras arquitectónicas, mucho antes de que se desarrollaran las normativas urbanísticas correspondientes. Además, había grupos reducidos y se incorporaban otros profesionales (fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales, educadores con formación específica, enfermeros, etc.) para poder potenciar a cada niño en función de su propia realidad y su capacidad de desarrollo.  Esa iniciativa de muchas familias fue el principio de una red actual de colegios de educación especial.  Y esa acción permitió, y permite, integrar e incluir a muchos niños (y adultos) en nuestra sociedad.

En el ámbito sanitario nadie cuestiona la “medicina personalizada”. Darle a cada uno lo que necesita. En el ámbito educativo, la educación debe ser personalizada y personalizante; que cada uno llegue a ser él mismo según su propia originalidad. No hacerlo sería excluyente.

Más del 80% de todos los niños que tienen alguna discapacidad, asisten y se integran en colegios de educación ordinaria. Pero eso no es posible ni para todos los niños, ni en todos los colegios.

Es verdad que, en el sistema educativo ordinario, se han dado pasos en la integración de muchos niños con diversidad funcional, incorporando recursos humanos y materiales a colegios públicos y concertados. De hecho, más del 80% de todos los niños que tienen alguna discapacidad, asisten y se integran en colegios de educación ordinaria. Pero eso no es posible ni para todos los niños, ni en todos los colegios.

No se puede imponer una “inclusión” sustentada por criterios ideológicos o políticos. Hay suficiente experiencia acumulada en la educación especial para saber lo que todavía falta por hacer y por mejorar. Y las soluciones no pueden venir sólo del ámbito educativo. Muchos alumnos con problemas crónicos de salud acuden a los centros escolares para poder recibir las terapias que les permiten mejorar y evitar empeoramientos. Sin embargo, para algunos no es suficiente. Hay muchos niños, adolescentes y jóvenes que, a partir de un determinado momento de su vida requieren, fundamentalmente y durante años, cuidados sobre todo sanitarios. Y no hay en España centros de día adaptados que den respuesta a estas necesidades.

En muchos niños con necesidades especiales por razones de salud, la escolarización puede no dar respuesta a sus necesidades y puede ser maleficente imponer la asistencia obligada a los colegios

La escolarización es obligatoria y, cuando en la situación actual, hay padres que plantean no llevar a sus hijos al colegio por seguridad, se empiezan a leer “amenazas de denuncia” a los padres por propiciar el absentismo.

Y, sin embargo, en muchos niños con necesidades especiales por razones de salud, la escolarización puede no dar respuesta a sus necesidades y puede ser maleficente imponer la asistencia obligada a los colegios. Por otro lado, dejar a estos niños en casa les priva, no solo de recibir terapias especiales que no pueden recibir en otro lugar sino que, como a todos los niños, les condena a un aislamiento social que no ayuda a sacar de ellos todas sus potencialidades.

Y en una educación transferida a las comunidades autónomas, la diversidad de gobiernos, criterios y recursos no asegura, tampoco en esto, la equidad y la igualdad entre todos los niños en España. Bastan, como botón de muestra, los diferentes calendarios de inicio del curso escolar que se están dando a conocer en estas semanas.

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