Los médicos amenazan con la huelga y el ministro de Sanidad se lava las manos

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..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Los médicos han dicho basta. La gota que ha colmado el vaso de su paciencia es el real decreto 29/2020. La normativa aborda entre otros aspectos la homologación de títulos de médicos extracomunitarios para su contratación en España. El sindicato de médicos CESM ha respondido con la convocatoria de una huelga si el Gobierno no retira la norma, un hecho que el ministro de Sanidad Salvador Illa no contempla. En su respuesta a la finalización del Consejo Interterritorial, advirtió que el real decreto no es de obligado cumplimiento y que son las comunidades autónomas las que deciden si contratan o no a médicos extracomunitarios.

El problema radica en que la formación convoca la huelga por la aprobación de este real decreto, independientemente de que las comunidades autónomas utilicen este mecanismo puesto a disposición por el Consejo de Ministros. Tanto Pedro Sánchez como Salvador Illa y el resto de ministros han defendido que el Gobierno está para ayudar a las regiones a gestionar esta crisis. Si finalmente provocan una huelga flaco favor le harán a las autonomías y a los pacientes. Territorios como Navarra, Cataluña, Aragón y especialmente Madrid lo último que necesitan hoy es un paro médico. La presión asistencia es ya de por sí enorme.

El sindicato de médicos CESM ha respondido con la huelga si el Gobierno no retira el real decreto 28/2020, un hecho que el ministro de Sanidad no contempla

¿Por qué los médicos responden así en un momento tan crítico? En primer lugar porque con este real decreto derogan parte de la Ley Orgánica de las Profesiones Sanitarias. La normativa además supone un deterioro en el nivel formativo de los médicos, al aceptar a profesionales que no tienen hecha la especialidad. En estas mismas circunstancias, resulta más lógico recurrir a los 7.000 médicos que no han podido coger plaza en el examen MIR.

Pesa también en los médicos una sensación de cansancio al no sentirse escuchados. Es un mal hábito de toda nuestra clase política de no contar con los expertos. El esfuerzo ha resultado enorme tanto en la primera ola epidémica como el segunda actual y merecen ser escuchados. Se lo han ganado. El hastío crece más por el hecho de la politización de la pandemia. En el espacio que ha transcurrido entre las dos olas epidémicas nuestras autoridades no han actuado y ahora son los médicos y los pacientes los que pagan las consecuencias. La culpa aquí no se puede achacar solo al ministro de Sanidad, hay que repartirla también entre las comunidades autónomas.

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