Los alergólogos consideran importante incluir el estudio de la inflamación en el diagnóstico y seguimiento del asma

Se ha presentado, en el marco del XXVIII Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clinica (SEAIC), el primer manual que recoge de manera exhaustiva todas las “Pruebas de Función Pulmonar e Inflamación Bronquial en el Asma”.

El asma es una enfermedad compleja que se vincula estrechamente a pruebas complementarias y a técnicas diagnósticas porque sus manifestaciones clínicas (tos, sibilancias, disnea, opresión torácica) son muy variables e inespecíficas, siendo compartidas con diversas patologías. Por tanto, sólo se puede diagnosticar, clasificar y predecir la evolución del asma a través de herramientas objetivas que nos indiquen el estado tanto de la función pulmonar, como de la inflamación de la vía aérea.

Como explicaba uno de los coordinadores de este manual, el Dr. Julio Delgado, de la Unidad de Gestión Clínica de Alergología del Hospital Virgen Macarena de Sevilla: “esta monografía recoge los conocimientos actuales sobre estas pruebas diagnósticas y su aportación al manejo del paciente asmático”. En los últimos 20 años se han conseguido importantes avances en este ámbito y, hasta ahora, no se había realizado un análisis tan completo desde un punto de vista tanto clínico como práctico, incluyendo desde las pruebas más clásicas como espirometría, flujo espiratorio máximo y test de reversibilidad, a las más recientemente incorporadas al arsenal diagnóstico (esputo inducido, óxido nítrico exhalado) y a las que están en periodo de investigación (nariz electrónica, condensado de aire exhalado).

Por su parte, el Dr. Santiago Quirce, del Servicio de Alergología del Hospital La Paz de Madrid y también coordinador del estudio, señalaba que “se trata de acercar a los profesionales sanitarios interesados en el asma técnicas aparentemente más complejas, pero que hoy en día son accesibles y nos permiten la caracterización fenotípica de los pacientes, determinar el grado de inflamación bronquial y la monitorización del tratamiento”. 

En concreto, el Dr. Quirce destacaba: “el asma se define como una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, sin embargo, a la hora de su diagnóstico y monitorización, en muchos casos no se tiene en cuenta el papel crítico de la inflamación y se ha venido diagnosticando siguiendo sólo criterios funcionales como la espirometría y la prueba broncodilatadora.” 

Los expertos afirman que, además de los datos clínicos, la exploración de los pacientes y las pruebas de función respiratoria, es importante obtener marcadores de inflamación (procedimientos poco o nada invasivos), que permiten evaluar la existencia de inflamación bronquial y hacer un seguimiento de la respuesta a los diferentes tratamientos para el asma. 

El Dr. Delgado incide en el papel pronóstico de estas herramientas, que nos pueden alertar sobre los pacientes que pueden evolucionar mal antes de que aparezcan manifestaciones clínicas severas. “Se trata –explica el especialista- de adelantarnos al paciente que va a presentar mala evolución y así poder emplear medidas terapéuticas más agresivas, o predecir aquellos que responderán mejor a un determinado tratamiento”.

En definitiva, la aplicación de pruebas objetivas y el uso adecuado de todas las técnicas disponibles permitirán resolver muchos aspectos relevantes de la enfermedad, desde mejorar la respuesta al tratamiento de los pacientes con asma no controlado, a reducir tanto el importante infradiagnóstico de esta enfermedad (en torno al 40% de asmáticos pueden estar sin diagnosticar), como el también considerable porcentaje de diagnósticos erróneos.

Asma en España
Se calcula que la enfermedad asmática afecta a la calidad de vida de más de 3 millones de personas en España. El 5 por ciento de los adultos y el 10 por ciento de los niños padecen asma. Actualmente está aumentando su prevalencia en la infancia.

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