Es necesaria una mayor inversión en programas de formación ética en Atención Primaria

La Atención Primaria es la puerta de entrada de los ciudadanos al sistema de salud en donde confluyen con frecuencia conflictos éticos entre los profesionales y los pacientes, no por discrepancias en lo que se viene a llamar “hechos”, sino por cuestiones relacionadas con el “valor”, debido a la pluralidad de la sociedad. “Actualmente, debido a la disminución del número de ayudas a las familias dependientes o a la escasez de recursos, el profesional sanitario se enfrenta a una situación de mayor presión asistencial, lo cual hace imprescindible, además de la búsqueda de la excelencia en la gestión, una correcta formación del profesional en este campo”, ha subrayado Montserrat Busquets, profesora de Ética y Legislación Profesional en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Barcelona, durante su intervención en la Jornada-Debate “Retos éticos en Atención Primaria, organizada por la Fundación de Ciencias de la Salud y la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC), con la colaboración del Col.legi Oficial de Metges de Barcelona y GlaxoSmithKline (GSK).

En este contexto, “se hace necesario invertir en más programas docentes en relación a cómo es la actividad interpersonal entre médico y enfermera con la persona y familia, y en cómo se trabaja a diario, no sólo centrado en dilemas y problemas, sino en la ética en el trabajo cotidiano”, resalta esta experta. 

Al profesional sanitario, que necesita gestionar de modo correcto estos conflictos de valor, se le plantean dos retos principales a veces difíciles de cuadrar: buscar la excelencia en su gestión y, al mismo tiempo, hacer un uso responsable de los recursos.

La excelencia es uno de los retos éticos más importantes de nuestro sistema sanitario. “El reto de la excelencia es permanente, así como el del uso responsable de los recursos o el de centrar la medicina en el paciente, en el que se está haciendo un gran esfuerzo por avanzar en esta dirección”, afirma, por su parte, Francesc Borrell, profesor titular del Departament de Ciènces Clíniques de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona.

Por otro lado, la búsqueda de la excelencia “es una obligación de todas las empresas (especialmente las sanitarias), que exigen eficiencia y calidad en sus actuaciones”. Bajo estas mismas premisas, se ha presentado una guía sobre “Retos éticos en Atención Primaria” que puede contribuir de manera importante a la resolución de conflictos de valores en los centros de salud. 

Esta guía, editada por la Fundación de Ciencias de la Salud y la FFOMC, en colaboración con GSK, es la sexta de una serie de guías de ética en la práctica médica que estas instituciones vienen publicando conjuntamente en los últimos años. Las publicaciones previas trataron temas tales como la intimidad y confidencialidad, los cuidados paliativos, la objeción de conciencia, los incentivos a profesionales sanitarios y la planificación anticipada de la asistencia médica. “Esta guía es una gran contribución para los equipos médicos profesionales, que, al final, son la principal fuente de formación si saben mantener un grado de autoexigencia suficiente”, destaca Borrell.

El reto de la atención a las familias
Las familias también son sujeto de atención para el profesional sanitario, no sólo para conseguir una mejor atención de la persona que sufre el problema de salud, sino por la familia misma y la propia salud familiar. Así opina Montserrat Busquets, quien asegura que “los profesionales deben ir integrando el trabajo diario con la familia en las consultas y en las atenciones domiciliarias”.

No obstante, esta experta también resalta que “el reto principal es respetar y promover la intimidad y confidencialidad, fomentar la autonomía de la persona (paciente) y proporcionarle la información adecuada y pertinente para que pueda tomar decisiones en relación a su vida, teniendo en cuenta que vive en familia y en un grupo social concreto con el comparte los problemas, y a todo lo que se deriva que tiene lugar en relación a la individualización de la atención. En definitiva, poder entender la cultura de la persona como lugar donde se originan las conductas y, por tanto, ser capaz de trabajar desde el respeto sobre las diferentes formas de actuar”.

La inauguración de la jornada ha corrido a cargo de Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud; Miquel Vilardell i Tarrés, presidente del Col.legi Oficial de Metges de Barcelona; Josep Davins, del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, y Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC).

Los valores en la práctica asistencial
“La formación en Bioética juega hoy un papel muy importante en nuestro país y el profesional necesita tener en cuenta los valores si quiere que sus decisiones sean correctas y de calidad”, afirma el profesor Diego Gracia, uno de los directores de esta obra, junto a Juan José Rodríguez Sendín.

Pero esa búsqueda de la excelencia supone un doble camino, tal y como se explica en la guía, que requiere una actualización técnica permanente y también de gestión emocional. Lo importante en la actividad profesional no es alcanzar un nivel de excelencia, sino poner los recursos, el interés y la dedicación para ello. Aunque no todo depende del profesional, ya que está inserto en un equipo, en una institución y en una sociedad que le exige el uso responsable de los recursos.

“El uso de los recursos humanos de forma responsable es todo un reto en la actualidad, ya que los profesionales tienen que buscar lo mejor para sus pacientes y, además, velar cada vez más por la gestión eficiente de recursos, lo cual no es fácil de cuadrar en ciertas situaciones, habida cuenta de la escasez cada vez mayor de recursos y el progresivo coste de las nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas”, destaca Diego Gracia.

Para el presidente de la OMC, Juan José Rodriguez Sendín, “ejercer la medicina en Atención Primaria es algo más que realizar una labor asistencial pasiva. Es, sobre todo, compromiso con el paciente, con la respuesta más adecuada a los intereses del SNS y con la comunidad y hacerlo desde diferentes perspectivas: científica, ética y deontológica”. 

El liderazgo sanitario en el médico de Atención Primaria,  en momentos clave como el actual, de profunda transformación de los sistemas organizativos asistenciales y socio-sanitarios y de crisis de valores, se convierte, según Juan José Rodriguez Sendin, en una necesidad. “Se trata –afirma- de la gestión de recursos y del tiempo; de las derivaciones a otros niveles asistenciales; de mejorar la comunicación, en general, y con los pacientes, en particular; de optimizar la relación entre niveles asistenciales; del uso racional de fármacos y otros recursos; del manejo de la incapacidad temporal; en suma, de decidir correctamente sobre las lealtades compartidas con el paciente y con la institución”, y señaló que también requieren especial interés “las decisiones en torno a la medicina preventiva y las relaciones con las gerencias de centro y de área”.

Otros retos importantes
La guía también recoge otros tres retos importantes que se le presentan al profesional de Atención Primaria en su día a día, como el reto de la educación sanitaria. En este sentido, destacan aquellos conflictos provocados por diferencias culturales, como la mutilación genital femenina, el rechazo de vacunaciones, la atención a pacientes con alta dependencia o el menor que solicita medidas de planificación familiar. Todas estas situaciones exigen del profesional amplitud de miras, claridad en sus propios límites morales, para no caer en la comodidad de “hacer lo mínimo que me pide el paciente”, que conduce irremediablemente a la mediocridad y aleja de la excelencia.

39 casos paradigmáticos
La guía recoge un total de 39 casos paradigmáticos con sus posibles soluciones, que si bien no pretenden ser una colección de recetas para casos conflictivos, sino contribuir a la formación en el manejo de conflictos éticos en el área de Atención Primaria. Para resolverlos, los autores han utilizado el método de deliberación, que tiene por objetivo la toma de decisiones prudentes o razonables. Es decir, se intenta enriquecer el análisis a fin de incrementar la prudencia. El procedimiento de análisis de los conflictos éticos sigue el siguiente esquema: presentación del caso, aclaración de los hechos, identificación de los valores, análisis de los cursos de acción posibles, identificación del curso óptimo y, por último, comparación en el marco jurídico pertinente al caso.

Según se especifica en la guía, los profesionales de esta área, que hoy suele ser un equipo multidisciplinar operando desde un centro de salud en el que intervienen desde el enfermero, al psicólogo clínico o pediatría, deben tener las siguientes cualidades: capacidad para el trabajo en equipo, humildad, reconocimiento de los errores o insuficiencias en la propia formación, habilidades o actitudes adecuadas, y un espíritu abierto al aprendizaje y a la renovación permanente.

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