La Fundación Juan March inaugura su próxima temporada musical con el estreno de la ópera de cámara I Tre Gobbi

I tre gobbi

..Luis H. Serrano.
La Fundación Juan March inauguró el pasado 26 de septiembre su nueva temporada de música presentando en coproducción con el Teatro Nacional de la Zarzuela la ópera de cámara I Tre Gobbi, una de las cinco óperas de salón del afamado tenor y maestro sevillano de canto Manuel García (1775-1832) y la única que aún no había sido interpretada en España.

Un título basado en La favola d’tre gobbi de Carlo Goldoni (1707-1793), padre de la comedia italiana y renovador de los viejos usos de la commedia dell’arte.

I Tre Gobbi (los tres jorobados) es una ópera bufa de salón y con tintes populares que se representará en la sede madrileña de la Fundación Juan March

I Tre Gobbi (los tres jorobados) es una ópera bufa de salón y con tintes populares que se representará en la sede madrileña de la Fundación Juan March entre el 26 de septiembre y el 3 de octubre, con acceso gratuito y tres funciones dedicadas al público escolar. Contó además con una retransmisión en directo a través de Radio Clásica y por streaming en Canal March y el canal de YouTube de la Fundación.

La propuesta del director de escena, José Luis Arellano se centra en los tópicos presentes en esta comedia, tanto sobre lo masculino y lo femenino como sobre el dinero. En ella, tres jorobados adinerados compiten por el interés de la bella e inteligente Mme. Vezzosa, quien deja clara su carta de intenciones desde el principio, “amar en compañía“.

Compositor, maestro y cantante
Manuel García (1775-1832) fue un reconocido tenor y maestro de canto cuyo método pedagógico contribuyó a preservar las técnicas del bel-canto hasta el día de hoy. Pasó los últimos años de su vida en París, ciudad en la que llegó a ser considerado como uno de los tenores más prestigiosos de su generación. Fue, además, un compositor prolífico, llegando a componer un total de cinco óperas de salón‘L’Isola Disabitata’, ‘Un Avvertimento Ai Gelosi’, ‘Le Cinesi’, ‘I Tre Gobbi’ e ‘Il Finto Sordo’.

Óperas preparadas valiéndose del piano como escritorio mientras daba las clases a sus alumnos de canto. Figuraban sus hijas, además de María Malibran y Pauline Viardot-García, dos de las cantantes más fulgurantes del siglo XIX.

Escritas en uno o dos actos, están pensadas para ser interpretadas por un reducido número de cantantes con acompañamiento de piano únicamente.

Escritas en uno o dos actos, están pensadas para ser interpretadas por un reducido número de cantantes con acompañamiento de piano únicamente

Se caracterizan por mezclar ideas italianizantes con una florida escritura, trasladando el género a los salones burgueses sin renunciar a la ambición estética y técnica del lirismo rossiniano.

Para Arellano, el interés de la obra radica “no solo en la comicidad y la audacia de la situación, sino en las relaciones entre lo masculino y lo femenino”. Unas relaciones en las que la ópera profundiza a través de un juego de espejos en el que probablemente nos podamos reconocer alguno de nosotros.

La ópera profundiza a través de un juego de espejos en el que probablemente nos podamos reconocer alguno de nosotros

“¿Estamos muy lejos de aquel tópico? –se pregunta el dramaturgo ¿Siguen los hombres utilizando la prepotencia para conseguir sus fines?”

El maestro y pianista Rubén Fernández Aguirre, que ha interpretado ya las cinco óperas del tenor en los últimos diez años, considera que “rescatar esta partitura y que en el futuro se pueda seguir tocando es una responsabilidad que tenemos hacia una música que a pesar de su belleza, sin justificación alguna se ha quedado un poco dormida, olvidada en algún cajón perdido”.

Con este proyecto especial, que describe como “un plan para todo tipo de público, con una música sencilla y afable, risas aseguradas y buenos cantantes y actores. Un bomboncito de 70-75 minutos del que los espectadores, sin duda, saldrán con una sonrisa en los labios”.

Puesta en escena
En este grato divertimento musical la idea del juego tiene también su reflejo directo en el vestuario. Su acción se sitúa en torno a 1870. Un tiempo que favorecía el movimiento de capas, así como el de la falda, la sobrefalda, la enagua, el corpiño… mezclado con ese cierto bullicio erótico y de identidades que se daba tanto en aquella época, porque la mujer solía vestirse de hombre y al revés, avanza la diseñadora, Ikerne Giménez. Todo un baile de espejos, de engaños y ocultación que solo puede darse en el espacio adecuado, que alcanza su cuerpo gracias a la eficaz concepción del escenógrafo Pablo Menor Palomo.

Toda la obra tiene el rojo como color predominante

Para el desarrollo general de la obra el arquitecto ha concebido un pabellón con un color predominante: “el rojo”. Será el rincón del mundo en el que Mme. Vezzosa se siente segura, y que acabará convirtiéndose en un espacio conquistado por todos.

Una producción que ha resultado bastante lucida dado que todos los intérpretes han realizado su labor con auténtica precisión artística.

Bien concebida por sus variados movimientos, la dirección escénica de José Luis Arellano ha resultado bastante convincente, lo mismo que la parte musical con Rubén Fernández Aguirre al piano que, además, tuvo la gentileza de en el interludio, interpretar “In Memoriam” una obra del recientemente fallecido compositor turolense Antón García Abril (1933/2021)

La parte vocal ha sido felizmente desarrollada gracias a las espléndidas voces de Cristina Toledo (Madama Vezzosa y su posible criada) David Alegret ( Conde Bellavita), Javier Povedano (Marqués Parpagnaco) y David Oller (Barón Macacco) por la depurada técnica y emotiva musicalidad de ambos, así como la colaboración del sirviente Andoni Larrabaeiti que ha hecho gala de su gran capacidad de movimiento, complemento importante de la parte escénica.

Nuestro deseo y el de todos los aficionados al género lírico es que las sesiones de este formato de Teatro musical de cámara, que con esta obra ha llegado a su décimo tercera edición, continúe con la presentación de nuevos títulos.

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