Alternativas terapéuticas para reducir la aparición de resistencia en el acné

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Redacción
La resistencia antimicrobiana en cutibacterium acné (C. acnés) y otras bacterias como resultado del uso de antibióticos en el tratamiento del acné ha aumentado gradualmente a lo largo de los años, desde el 25% en la década de los 70, hasta el 60% en la década de los 90 y luego alcanzando su máximo del 75% a principios de los 2000[1]. En concreto, en España se ha detectado una resistencia de C. acnes superior al 90% a eritromicina y clindamicina. De hecho, los dermatólogos son los profesionales que mayores tasas de prescripción antibiótica presentan en comparación con otros especialistas y, dos tercios de ellas son para el acné. Ante este panorama, las autoridades sanitarias han pedido con urgencia que se limite la prescripción de antibióticos, ya que en un 50% de los casos de acné estos fármacos se prescriben cuando no son necesarios o se utilizan de forma incorrecta[2].

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