Un nuevo método de administración de fármacos podría sustituir las inyecciones por pastillas

Un péptido derivado de la toxina de la anémona marina reduce de forma eficaz y segura la gravedad de la enfermedad en modelos de artritis reumatoide en ratas y en pacientes con psoriasis en placas

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Redacción
Investigadores del Baylor College of Medicine, en Estados Unidos, han desarrollado una forma mejor de administrar medicamentos que no requiere inyecciones y podría ser tan fácil como tragarse unas pastillas.

El miedo a las agujas, las infecciones asociadas y el dolor son responsables de que los pacientes se salten las dosis y no cumplan con el tratamiento

En enfermedades crónicas como la artritis reumatoide, el tratamiento suele consistir en inyecciones de por vida. El miedo a las agujas, las infecciones asociadas a las inyecciones y el dolor son responsables de que algunos pacientes se salten las dosis, lo que anima a desarrollar nuevas estrategias de administración que combinen eficacia con efectos secundarios limitados para tratar adecuadamente a los pacientes.

A la gente no le gusta que le pongan inyecciones el resto de su vida. En este estudio, exploramos la posibilidad de utilizar la bacteria probiótica Lactobacillus reuteri como una novedosa plataforma de administración oral de fármacos para tratar la artritis reumatoide en un modelo animal”, ha comentado la Dra. Christine Beeton, coautora del estudio. La investigación se ha publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.

Trabajos anteriores del laboratorio de Beeton habían demostrado que un péptido, o proteína corta, derivado de la toxina de la anémona marina reduce de forma eficaz y segura la gravedad de la enfermedad en modelos de artritis reumatoide en ratas y en pacientes con psoriasis en placas. “Sin embargo, el tratamiento con péptidos requiere inyecciones repetidas. Es decir, lo que reduce el cumplimiento del paciente, y la administración oral directa del péptido tiene una eficacia baja”, ha resaltado Beeton.

La bacteria L. reuteri tiene un excelente perfil de seguridad en bebés, niños, adultos e incluso en población inmunodeprimida

En este estudio, el equipo aplicó la bioingeniería al probiótico ‘L. reuteri’ para que segregara el péptido ShK-235, derivado de la toxina de la anémona marina. Eligieron ‘L. reuteri’ porque esta bacteria es autóctona de los intestinos humanos y de otros animales. Es uno de los grupos de bacterias lácticas que se utiliza desde hace tiempo como fábrica de células en la industria alimentaria y está reconocida como segura por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. ‘L. reuteri’ tiene un excelente perfil de seguridad en bebés, niños, adultos e incluso en población inmunodeprimida.

Los resultados son alentadores. La administración diaria de estas bacterias secretoras de péptidos, denominadas LrS235, redujo drásticamente los signos clínicos de la enfermedad, incluida la inflamación articular, la destrucción del cartílago y el daño óseo en un modelo animal de artritis reumatoide“, ha asegurado Beeton.

Los investigadores hicieron un seguimiento de la bacteria LrS235 y del péptido ShK-235 que segrega en el interior del modelo animal. Comprobaron que, tras alimentar a ratas con LrS235 vivas que segregaban ShK-235, podían detectarlo en la circulación sanguínea.

Según los investigadores, la administración diaria de estas bacterias secretoras de péptidos redujo drásticamente los signos clínicos de la enfermedad

“Otra razón por la que elegimos ‘L. reuteri’ es que estas bacterias no permanecen en el intestino de forma permanente. Se eliminan a medida que el intestino renueva periódicamente su capa superficial interna, a la que se adhieren las bacterias. Esto abre la posibilidad de regular la administración del tratamiento”, ha explicado Beeton.

Se necesita más investigación para llevar este novedoso sistema de administración de fármacos a la clínica. Sin embargo,  pero los investigadores prevén que podría facilitar el tratamiento a los pacientes en el futuro.

“Estas bacterias podrían almacenarse en cápsulas que pueden guardarse en la encimera de la cocina. Un paciente podría tomar las cápsulas cuando esté de vacaciones sin necesidad de refrigeración ni de llevar agujas. Asimismo, podría continuar el tratamiento sin los inconvenientes de las inyecciones diarias”, ha remachado la investigadora.

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