Anuario iSanidad 2022
Dra. Asunción Torregrosa Andrés, presidenta de la Sociedad Española de Radiología médica (Seram)
Un día cualquiera en un servicio de radiología podría comenzar con la sesión del servicio; con la adquisición de una radiografía portátil de un paciente hospitalizado en reanimación, recién operado de un cáncer de esófago; asistiendo al comité de tumores de páncreas donde se tomará la decisión de operar o dar quimioterapia para asegurar el éxito de la cirugía; bajando al TC a un paciente que ingresó anoche por una ictericia obstructiva; haciendo un TC de todo el cuerpo a un chico que trae el SAMUR por un accidente de moto o una RM craneal a un niño que ha ingresado por convulsiones; con una mamografía y ecografía con biopsia a una mujer que se ha notado un “bulto” en la mama o con una embolización urgente a una puérpera con hemorragia posparto que no cede.
Son ejemplos que multiplicamos por mucho para reflejar la realidad, y todo ello al mismo tiempo, organizado por secciones para que la máquina funcione con la precisión necesaria para tener éxito en el proceso asistencial de cada paciente.
Los técnicos superiores sanitarios deben tener la posibilidad de adecuar su formación al grado universitario
En este proceso intervienen los técnicos superiores de imagen y los médicos radiólogos, junto a enfermeras, TCAEs, celadores y administrativas. Por tanto, como vemos, la radiología, que incluye tanto el diagnóstico como el tratamiento mediante la imagen médica, está en el centro de la mayoría de los procesos asistenciales, incluso en los circuitos de screening del cáncer de mama, pulmón y colon. Esto nos exige una alta calidad formativa, que no sólo debe depender del profesional, sino también de las instituciones y las sociedades científicas.
Nuestra especialidad es una de las que ha evolucionado más rápidamente por el desarrollo de la industria tecnológica. Las autoridades sanitarias deben evitar la obsolescencia de los equipos con los que trabajamos con el objetivo de mantener la seguridad del paciente y disponer de la tecnología que emplee menos tiempo y menos dosis de radiación. Ahora mismo tenemos la suerte del recambio tecnológico motivado por los fondos Next Generation. Sin embargo, deben trazarse planes de renovación continuada del equipamiento diagnóstico.
Nuestra especialidad es una de las que ha evolucionado más rápidamente por el desarrollo de la industria tecnológica
En este contexto, es lógico pensar que los profesionales que manipulan los equipos para obtener las imágenes indicadas por los radiólogos deben tener una formación pareja al alto nivel tecnológico del que ahora se dispone. Del mismo modo que los profesionales de la enfermería dejaron de ser ATS para alcanzar una formación de grado, los técnicos superiores sanitarios deben tener la posibilidad de adecuar su formación al grado universitario, como ya sucede en los países de nuestro entorno. Dado nuestro peso en el proceso asistencial, reivindicamos mayor presencia en los foros médicos que incluyan imagen médica. También que el tiempo dedicado a los comités multidisciplinares de toma de decisiones cuente como tiempo asistencial y tener las garantías de poder abordar los casos con el tiempo necesario, con tolerancia cero a la presión de dar una opinión radiológica de pasillo.
Del mismo modo, creemos que lo mejor para el paciente es la presencia de los radiólogos desde el inicio del proceso diagnóstico y terapéutico en lo que a imagen médica se refiere. Lo contrario generará exploraciones innecesarias, diagnósticos tardíos, y encarecimiento del proceso. Para que todo lo anterior se lleve a cabo, es imprescindible que tanto la población como las instituciones y los medios de comunicación especializados y generalistas conozcan nuestro papel, el de los radiólogos y los técnicos superiores en imagen que trabajamos unidos por el paciente.