El Teatro Real estrena el surrealista título “la Nariz” de Dimitri Shostakóvich

Un alto funcionario del estado despierta y al mirarse en el espejo se da cuenta de que le ha desaparecido su nariz

Fotografía: Javier del Real

L.H. Serrano
Entre el 13 y el 30 de marzo el Teatro Real ofrece siete representaciones de la ópera “La nariz” de Dimitri Shostakóvich. Ha sido una producción propia realizada en colaboración con la Royal Opera House, la Komische Oper Berlin y Opera Australia. En sus anteriores presentaciones por varios teatros de todo el mundo, dicho título ha sido siempre bien recibido.

Su estreno oficial se produjo en el Teatro Maly de Leningrado el 18 de enero de 1930, con una buena aceptación por parte del público. En Madrid se pudo escuchar en versión de concierto hace 92 años en el Real Coliseo de El Escorial.

La Nariz es una ópera surrealista y sarcástica de de Dimitri Shostakóvich basada en el cuento de Nikolai Gogol

La Nariz es una ópera surrealista y sarcástica basada en el cuento de Nikolai Gogol. Narra la historia de un alto funcionario del estado; burócrata, petulante y clasista, que un día indeterminado despierta y al mirarse en el espejo se da cuenta de que le ha desaparecido su nariz. Una parte de su cuerpo que considera como el principal símbolo de su identidad, estatus social y poderío sexual.

A lo largo de sus tres actos, desarrollados de forma contínua dado el contenido de su argumento, la música de su partitura transcurre como una especie de collage musical vertiginoso e iconoclasta en la que destaca el protagonismo que, en determinados momentos, adquiere de la percusión. El protagonista, agraviado, amputado y aturdido, busca desesperadamente su nariz, dado que sin ella piensa que no puede continuar viviendo. En su frenética y larga investigación este personaje se relaciona con una galería de 87 intérpretes caricaturescos -78 cantados y 9 declamados-. Entre todos conforman un auténtico puzzle musical, compuesto de retales que constituyen una realidad distorsionada, como si se tratara de una agotadora pesadilla. “La Nariz” fue un efímero grito de libertad y evasión de Shostakóvich (1906-1975). La obra la compuso con solo 23 años, basándose en el homónimo título de Gogol.

El protagonista considera su nariz perdida como su principal símbolo de identidad, estatus social y poderío sexual

El director de orquesta británico Mark Wiglesworth, junto con la orquesta y el coro titulares del Real, es el responsable de la parcela musical. Ha sido muy precisa y concreta dada la siempre tradicional entrega  de ambas. Barrie Kosky ha elegido para su desarrollo argumental un escenario sobrio y sencillo, discutible a pesar de que se adapte bien al fuerte ritmo –casi cinematográfico- con el que transcurre la obra. Un ritmo que da lugar a la casi obligada presencia de una presentadora especial – papel serenamente cubierto por la actual presentadora Anne Igartiburu-. Esta presentadora intenta aclarar al espectador ese espíritu surrealista, irreverente y grotesco que tiene la ópera.

Cabe señalar el brillante y duro trabajo realizado por el bajo-barítono austríaco Martin Winkler, genial en todo momento en el papel de Platón. Pero su presencia no minimiza la alta calidad que, igualmente, han desarrollado los demás intérpretes.

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