El envejecimiento de la espalda no es causa de dolor ni motivo para operarla

La degeneración discal consiste en el desgaste del disco intervertebral que separa las vértebras. A partir de los 30 ó 40 años todos los humanos presentamos signos de “degeneración discal”, y hasta hace poco se consideraba como una enfermedad que causaba dolor de espalda crónico y por la que en muchos casos se colocaba una prótesis de disco intervertebral o se fijaban las vértebras (“fusión o artrodesis vertebral”). Sin embargo, en los últimos años se ha planteado que la degeneración discal podría no ser una enfermedad, sino sólo parte del proceso normal de envejecimiento.

Para determinar si la degeneración discal se asocia o no a dolor lumbar crónico, la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE) ha realizado el estudio “La relevancia de la degeneración discal avanzada, como causa de dolor lumbar” que ha sido financiado íntegramente por la Fundación Kovacs, sin participación de la industria sanitaria ni de entidades con ánimo de lucro.

La fiabilidad y relevancia de sus resultados, ha llevado a que el estudio fuera refrendado por Neuroradiology, publicación oficial de las Sociedades Europea y Española de Neurorradiología, que ha adelantado la publicación de su versión electrónica.*

La asociación entre degeneración discal grave y el dolor lumbar no es significativa
Para llevar a cabo el estudio se hizo una resonancia magnética lumbar a 304 adultos de entre 35 y 50 años. A 240 se les había pedido por dolor lumbar crónico, mientras que los restantes 64 no padecían ni habían padecido nunca dolor lumbar.

Los radiólogos desconocieron si las imágenes que estaban evaluando correspondían a personas con dolor lumbar crónico o sanas; sólo informaron del grado de degeneración discal que mostraban sus resonancias magnéticas. La fiabilidad de esa determinación había sido previamente evaluada.

En la fase de análisis se desarrollaron modelos de regresión logística multivariante para determinar si existía una asociación entre los signos de degeneración discal grave y la existencia de dolor lumbar, teniendo en cuenta otros factores que podían influir en ella (edad, sexo, existencia de protrusión o hernia discal, existencia de signos Modic -cambios en las vértebras adyacentes al disco degenerado-, grado de actividad física, etc.).

El Dr. D. Estanislao Arana, radiólogo de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología y del Instituto de Investigación en Servicios de Salud en Valencia, explica que “se observaron imágenes de degeneración discal grave en el 46,9% de las personas sanas, en las que no cabe duda de que ese hallazgo era irrelevante puesto que no tenían ni habían tenido dolor lumbar en ningún momento de su vida”.

Entre los pacientes con dolor crónico, esa proporción fue del 65,8%. Los modelos de regresión mostraron que la asociación entre degeneración discal avanzada y dolor lumbar deja de ser significativa cuando se tiene en cuenta la existencia de otros hallazgos radiológicos (“protrusión o hernia discal” y “signos Modic”).

Según indica el Dr. D. Francisco Kovacs, director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda, “estos resultados confirman que la degeneración discal, incluso muy avanzada, se observa en muchos adultos perfectamente sanos, y no es una causa importante o frecuente de dolor. Probablemente, presentar discos “muy degenerados” no sea más grave que tener arrugas en la piel; refleja que el tiempo ha pasado y el tejido ha envejecido, pero ni es una enfermedad, ni causa dolor, ni requiere tratamiento. Quienes tengan discos degenerados no tienen por qué preocuparse; sólo deberían hacer ejercicio, igual que quienes tengan unos discos pletóricos”.

Importantes consecuencias: evitar cirugía innecesaria debida a hallazgos inocentes
El 80% de los humanos tiene dolor lumbar alguna vez en su vida y, en todos, los discos intervertebrales se desgastan tarde o temprano. Por eso, es muy común encontrar personas con dolor lumbar que además tienen degeneración discal. Sin embargo, este estudio demuestra que esas características simplemente coexisten, pero la degeneración discal no es la causa del dolor.

Esto significa un cambio de concepto radical, pues hasta ahora el dolor atribuido a degeneración discal era el motivo más frecuente por el que se colocaban prótesis discales y se realizaban fusiones vertebrales en la sanidad pública y privada española. Este estudio sugiere que, tal y como plantean las más recientes guías de práctica clínica norteamericanas basadas en el conocimiento científico, seguir haciéndolo podría significar el derroche de cientos de millones anuales de euros y exponer a los pacientes a los riesgos y perjuicios innecesarios derivados de una operación que no se dirige a la verdadera causa de su dolor.

“La fusión vertebral tiene unas indicaciones muy claras, en las que mejora la evolución de los pacientes, como ciertas fracturas traumáticas graves o algunos casos de compresión de las raíces nerviosas por el deslizamiento de una vértebra sobre otra (la “estenosis espinal por espondilolistesis”)”, –señala el Dr. Kovacs-, ”pero seguir operando la degeneración discal, cuando ya se ha comprobado que no es una causa de dolor, simplemente carece de sentido”.

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