Redacción
El secreto de que las bacterias multirresistentes, coloquialmente conocidas como superbacterias, evolucionen de manera diferente tiene que ver con los plásmidos, unos elementos genéticos móviles responsables de que los mecanismos de resistencia antibiótica se diseminen entre las bacterias. Así se concluye de una investigación liderada por un equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicada en la revista Nature Ecology and Evolution.
Conocer el engranaje que acelera la evolución de estas superbacterias es clave para actuar con más eficacia frente a este grave problema de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta ‘pandemia silenciosa’ causa más de un millón de muertes al año y podría convertirse en 2050 en la primera causa de mortalidad.
La capacidad de los plásmidos de “saltar de un lado al otro” del ADN de una bacteria y otorgar esas resistencias antibióticas radica en unos genes conocidos como Secuencias de Inserción
El trabajo de los investigadores ha contado con la colaboración del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (Irycis) del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. El estudio permitió revelar dicho mecanismo, del que no se tenía constancia hasta ahora, tanto in vitro como en la microbiota intestinal de pacientes hospitalizados, es decir, en el conjunto de microorganismos que habita en el intestino. Una característica de este tipo de bacterias es la evolución a gran velocidad que presentan, lo que les permite generar resistencias a prácticamente todos los antibióticos descubiertos hasta la fecha.
Si bien esta investigación arroja algo de luz al respecto, aún es necesario comprender los mecanismos evolutivos que permiten a las superbacterias hacer frente al efecto a los tratamientos antibióticos. Ahora, el equipo liderado por el investigador del CNB-CSIC Álvaro San Millán, que estudia el papel de los plásmidos en la resistencia de las bacterias, ha descubierto que los plásmidos, “unas pequeñas moléculas de ADN extracromosómico capaces de moverse de una bacteria a otra”, son los “principales diseminadores de la resistencia a los antibióticos”.
Un mecanismo que se da en la microbiota intestinal
El mecanismo, describe San Millán, radica en “unos genes conocidos como Secuencias de Inserción porque tienen la capacidad de saltar de un lado al otro del ADN. En este trabajo hemos observado que cuando saltan desde un plásmido de resistencia al cromosoma de la bacteria, pueden ayudar a estas a evolucionar a mayor velocidad”.
Estos genes, añade Jorge Sastre-Domínguez, investigador del CNB-CSIC y primer autor del trabajo, “se encuentran comúnmente en plásmidos de resistencia y hasta ahora no se había sabido explicar claramente la contribución evolutiva de estos genes que saltan en las bacterias”. La principal novedad del estudio es que lo que se ha podido describir en tubos de ensayo “sucede también en el intestino de las personas”.
“Estos patógenos mejoran su crecimiento gracias a los saltos de pequeñas secuencias de ADN entre los plásmidos y los cromosomas. Por azar, estas secuencias saltan y se integran en el ADN bacteriano. Si por suerte, esta integración es en un lugar beneficioso para la célula, este salto mejorará el crecimiento del patógeno”, añade Alfonso Santos López, investigador del CNB-CSIC y también autor del trabajo.
“El éxito de las bacterias multirresistentes podría en parte deberse a que los plásmidos, además de actuar como diseminadores de resistencias, potencian la evolución de estos clones mediante este nuevo mecanismo”, concluye San Millán.