Un matrimonio de científicos españoles logra el mayor hito de la biotecnología española

Muchos años de trabajo y hasta más de 12 millones de euros invertidos en su empresa, Oryzon Genomics, para que se pudiera haber ido todo al traste hace pocos meses. Y es que Carlos Buesa y su mujer Tamara Maes han pasado de verse en una situación difícil, a firmar hace poco más de una semana el mayor acuerdo de la historia de la biotecnología española.

Según publica El Confidencial, Oryzon Genomics ha cedido a la multinacional Roche los derechos de una molécula, ORY-1001, por la que Roche pagará por este acuerdo la nada desdeñable cifra de 21 millones de dólares (15,2 millones de euros), cantidad que puede incrementarse hasta 500 (364 millones de euros) si los ensayos clínicos para llevar esta molécula a los pacientes tiene éxito.

La historia de Buesa y Maes se remonta al año 2000, cuando las empresas que apostaban por innovar en Internet recibían financiación ilimitada y la publicación del primer genoma humano se presentaba como la apertura de una nueva era para la biología. Buesa, como director general de Oryzon, cuya sede está en Barcelona, regresaba de Bélgica tras trabajar como investigador postdoctoral. Lo que allí aprendió desde el ámbito académico le motivaron a montar una empresa en la que Maes era el cerebro científico de Oryzon y tenía entre ceja y ceja la idea de explorar las posibilidades de la nueva genómica para cambiar la medicina.

Las primeras inversiones que realizaron les permitieron trabajar en biomarcadores genéticos para aplicarlos a la agricultura y ganadería, como trampolín para que fueran desarrollados este tipo de herramientas para diagnóstico en humanos. El año 2008 es clave en la empresa, y es que después de conseguir casi nueve millones de euros, la empresa se refunda, y en palabras de Buesa a El Confidencial “se enfoca a producir fármacos para enfermedades oncológicas y degenerativas como el Alzheimer basados en la epigenética.

Desde entonces, Oryzon ha luchado contra viento y marea para lograr sacar adelante un test que detecta con la antelación suficiente el cáncer de endometrio. Esta prueba, que comercializan conjuntamente con los Laboratorios Reig Jofré, por ahora no ha tenido el éxito que se esperaba, en gran parte por los efectos de los recortes en sanidad de estos últimos años. Sin embargo ese éxito aún no correspondido, no es óbice para ver como Oryzon ha mostrado las posibilidades terapéuticas de manipular la expresión de la enzima LSD1, que es un modulador epigenético que regula la expresión de los genes y que cuando no funciona bien puede provocar enfermedades devastadoras como el cáncer.

La epigenética es el conjunto de procesos bioquímicos que modifica la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia, siendo esta una de las explicaciones de porque puede haber hermanos que a pesar de tener la misma secuencia de ADN, tienen características diferentes. Factores como la alimentación o el entorno pueden afectar los procesos epigenéticos.

Llegar a controlar esos mecanismos, como está demostrando Oryzon, puede servir para curar, como sucede en el caso de la leucemia, enfermedad que aparece cuando por una mutación del ADN, las células sanguíneas inmaduras (blastos) proliferan, es decir, su reproducción es de manera incontrolada en la médula ósea y se acumulan tanto ahí como en la sangre, logrando reemplazar a las células normales.

Como explica Tamara Maes, directora científica de Oryzon, “la forma más limpia para acabar con ese problema sería mediante la eliminación de la mutación que lo produce para volver al estado anterior”.

Aquí es cuando entra en acción la molécula que Oryzon ha cedido a Roche, ORY-1001. Combate a la leucemia impidiendo la actividad de LSD1, enzima que participa en el desarrollo normal de las células de la sangre. A través de los procesos biotecnológicos de Oryzon que la convierte en fármaco, ORY-1001 se dirige de manera más específica a las células que se pretenden eliminar destacando como en el caso de la leucemia se tendría la posibilidad de reducir las temidas y en ocasiones desgraciadamente con finales trágicos, como son las recaídas.

Por el momento OY-1001 se está empezando a probar en humanos en fase I/IIA para comprobar su seguridad. Si no hay contratiempos, las expectativas son que el fármaco pueda llegar a los pacientes en un periodo de cinco o seis años.

Considerarlo como el mayor acuerdo de la historia de la biotecnología española para nada es exagerado, y es que maneja cifras únicas en Europa que se acercan a las que se firman en mecas de la biotecnología como Boston o el Área de la Bahía de San Francisco. Por el momento Oryzon solamente ha cedido dos de las 18 familias de patentes de las que dispone, entre las que se encuentra una que cubre un tratamiento contra el Alzheimer, que aunque se encuentre en fase preliminar muestra resultados esperanzadores.
..Emilio Ramirez

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