Redacción
La experiencia es un grado. Prueba de ello es que, del trabajo de Susana Arias Rivera, enfermera investigadora en la unidad de críticos y quemados del Hospital de Getafe, que ha desarrollado toda su trayectoria profesional en unidades de cuidados intensivos, ha partido una investigación centrada en el paciente crítico. Y es que, en todo el tiempo de su carrera profesional ha identificado las necesidades de estos pacientes, tanto durante su estancia en estas unidades, como una vez salen de ellas con las secuelas que puedan aparecer.
Su investigación ha estado centrada en el paciente crítico durante su trayectoria profesional, ¿cuáles son las principales necesidades no cubiertas de estos pacientes y cómo la investigación puede satisfacerlas?
Mi línea de investigación ha estado centrada en el paciente crítico por una cuestión coyuntural, mi experiencia asistencial se ha desarrollado íntegramente en una unidad de cuidados intensivos (UCI).
En las UCI están ingresados pacientes con patologías muy diversas, con diferentes niveles de gravedad y diferentes necesidades de cuidados. El ingreso en una UCI puede conllevar secuelas para los pacientes, tanto físicas como psicológicas. En los últimos años ya se ha reconocido un síndrome post UCI. La investigación centrada en estos enfermos nos permite solucionar lagunas de conocimiento en los cuidados o aclarar las controversias aportando evidencia.
En la actualidad está realizando un estudio becado por el FIS sobre fragilidad, ¿cuáles son los principales objetivos de esta investigación?
El estudio de fragilidad que ha sido becado por el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS), es un estudio multicéntrico cuyo principal objetivo es adaptar al español, y validar, dos escalas de fragilidad en una población adulta de pacientes críticos.
Las escalas de fragilidad fueron desarrolladas por geriatras para pacientes ancianos, puesto que la fragilidad se entiende como la disminución de la reserva biológica de las personas, como consecuencia de la edad, pero ya hay autores que consideran que los pacientes críticos pueden tener similitudes teóricas con los pacientes ancianos frágiles.
Gracias a este estudio, disponemos de una cohorte de 493 pacientes críticos que nos está ayudando a entender qué condiciones del paciente podrían modificarse, antes de ingresar en la UCI, para que las consecuencias de este ingreso sean las menos perjudiciales. Sin duda, esta puede ser una línea de colaboración muy importante entre atención primaria y especializada.
«Gracias a este estudio, disponemos de una cohorte de 493 pacientes críticos que nos está ayudando a entender qué condiciones del paciente podrían modificarse, antes de ingresar en la UCI»
También nos ha permitido analizar qué ha afectado más al paciente, tanto física como mentalmente, de su estancia en la UCI. Todo esto nos ayuda a desarrollar planes de cuidados específicos y a priorizar nuestros esfuerzos hacia quién más lo necesita, puesto que los recursos de los que disponemos son limitados.
Desde su posición como enfermera investigadora del hospital de Getafe, ¿a qué barreras se enfrenta los investigadores enfermeros?
Las/os enfermeras/os tenemos barreras muy importantes para hacer investigación. La actividad asistencial del personal ocupa el 100% de la jornada laboral, por lo que no dispone de tiempo para la investigación. No solo no se dispone de tiempo para desarrollar estudios de investigación, tampoco hay tiempo para analizar y evaluar la investigación disponible y aplicar la mejor evidencia en nuestros cuidados.
Otra barrera muy importante es la financiación. Es fundamental que las/os enfermeras/os asistan a eventos científicos. Debatir cómo es más efectivo aplicar los cuidados, ver qué se hace en otros centros…. Nos abre la mente y nos hace críticos con nuestro trabajo, fundamental para cambiar prácticas que no aportan valor al paciente. Sin embargo, no se disponen de recursos económicos para ir a congresos. Aunque el colegio de enfermería de Madrid tiene ayudas económicas, estas no son suficientes ni para financiar una inscripción a un congreso, y es muy difícil acceder a otras ayudas.
«Debatir cómo es más efectivo aplicar los cuidados, ver qué se hace en otros centros…. Nos abre la mente y nos hace críticos con nuestro trabajo»
La falta de formación en investigación es también una importante barrera, pero desde que enfermería pasó a ser un grado (en 2007), incorporándose asignaturas de metodología de investigación en los planes de estudio, y con la existencia, cada vez más extendida, de enfermeras de apoyo a la investigación en los centros, esta carencia manifestada por los profesionales se está subsanando.
A estas barreras, la falta de tiempo, financiación y formación, que podríamos compartir con otras profesiones sanitarias, hay que sumarle las derivadas de las condiciones laborales, contratos cortos o movilidades constantes entre unidades o centros, que impiden tener una continuidad en un proyecto. Las especialidades serían una posible solución, de hecho, las matronas son de las enfermeras con mayor presencia en la investigación. Pero hasta ahora sigue sin existir una especialidad de enfermería del paciente crítico, y la mayoría de las enfermeras especialistas no han podido desarrollar su actividad profesional en su ámbito de especialidad.
«Hasta ahora, la mayoría de las enfermeras especialistas no han podido desarrollar su actividad profesional en su ámbito de especialidad»
¿Cómo se puede potenciar la investigación en España en cuanto a calidad y número de proyectos en España?
Necesitamos un apoyo en varios niveles. Evidentemente, los/as investigadores/as con una línea de investigación consolidada necesitan apoyo para continuar con esta línea, pero también es imprescindible un apoyo a los/as investigadores noveles. No se llega a proyectos de elevada calidad sin haber pasado por un aprendizaje de mucho tiempo. Los/as investigadores/as noveles deben incorporarse en grupos de investigación consolidados y aprender cómo se hace investigación.
Tienen que haber más ayudas económicas para las/os enfermeras/os y premiar los grupos donde se incluyan investigadoras/es noveles. El Instituto de Salud Carlos III, a través de sus becas FIS, otorga ayudas económicas, pero se compite con otras categorías sanitarias con un histórico investigador muy potente, no competimos en igualdad de condiciones. Las becas que reciben las enfermeras son un porcentaje ínfimo. Una convocatoria específica para enfermeras/os podría potenciar la investigación enfermera de calidad en España.
¿Hasta qué punto se reconoce la aportación que realiza la investigación enfermera?
Es una pregunta muy interesante, que yo también me hago. No solo me pregunto si se reconoce la investigación, sino quién reconoce la aportación que hacemos al desarrollo de nuestra profesión.
«No solo me pregunto si se reconoce la investigación, sino quién reconoce la aportación que hacemos al desarrollo de nuestra profesión»
En primer lugar, la sociedad aún conserva una imagen estereotipada de las enfermeras, y existe un bajo reconocimiento como profesión científica. Las noticias de investigaciones enfermeras en los medios de comunicación son anecdóticas.
Si nos centramos en nosotras/os mismas/os, aún hay muchas/os enfermeras/os que consideran que la investigación no es necesaria, o que es cosa de unas pocas. Es cierto que no todas las/os enfermeras/os debemos hacer investigación, pero sí todas/os debemos consumir investigación. Afortunadamente, poco a poco se va creando cultura de investigación, cada vez llegan más profesionales a mi despacho de investigación enfermera, pidiendo asesoramiento para realizar un proyecto. No obstante, aún nos falta consolidar esta cultura.
Por último, los/as directivos/as de los centros no siempre reconocen esta función investigadora y lo que aporta. Esta falta de reconocimiento se puede traducir en falta de recursos para investigar. Si no se reconoce la aportación de la investigación enfermera, no se facilitará el tiempo para realizarla ni los recursos económicos para difundirla en eventos científicos.
Una profesión no evoluciona sin investigación, por lo que, a pesar de todas las barreras, debemos continuar haciendo investigación enfermera y, al mismo tiempo, intentar conseguir mayores recursos.
En colaboración con el CODEM