Gema Maldonado Cantero
«Te dicen: Bueno, si no tienes cejas no pasa nada. Pero sí pasa. Pasa mucho». Begoña Barragán, que preside el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), es quien cuenta esta anécdota que puede ocurrirle a una persona en tratamiento por un cáncer. «Seguramente, eso lo dice quien nunca se ha visto al espejo sin pelo, sin cejas y demacrado por los tratamientos». Los efectos secundarios de los tratamientos para tratar un cáncer son múltiples y variados. Algunos pueden llevar a tener que suspender el tratamiento y, otros, que a priori puede considerarse «menores», también pueden afectar de forma considerable a la calidad de vida de los pacientes.
Begoña Barragán: «Te dicen: Bueno, si no tienes cejas no pasa nada. Pero sí pasa. Pasa mucho»
A los tratamientos clásicos, como puede ser la quimioterapia o la radioterapia, se han sumado en la última década las innovaciones que están cambiando en muchos casos el paradigma de abordaje del cáncer, como la inmunoterapia y las terapias dirigidas, pero también implican efectos adversos. «Los nuevos tratamientos han conseguido que muchos pacientes lleguen a ser largos supervivientes» que tienen que enfrentarse a nuevos efectos secundarios en los que la piel «es una de las más afectadas», apunta la Dra. Eva Muñoz, oncóloga del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona.
Se calcula que más del 90% de las personas que conviven con cáncer sufre complicaciones cutáneas por los tratamientos. Estas incluyen efectos secundarios capilares, en mucosas y en uñas. Lula María Nieto, dermatóloga en el Hospital Gómez Ulla de Madrid, señala la sequedad de la piel como el más frecuente y común a todos los enfoques terapéuticos. «Esa sequedad se puede acompañar de picor, que puede parecer un efecto nimio, pero al paciente puede afectarle hasta el punto de no poder dormir y estar desesperado por ello«. Ese picor inflama la piel y puede terminar apareciendo eccema. «Las mucosas también pueden inflamarse» y provocar problemas a la hora de comer y beber, un problema que «puede conllevar hasta ingresos».
Se calcula que más del 90% de las personas que conviven con cáncer sufre complicaciones cutáneas por los tratamientos
Terapias específicas implican también efectos específicos. En el caso de la radioterapia, se encuentra con vesículas en la piel, cambios de hidratación y de pigmentación, entre otros problemas. Las nuevas terapias dejan su huella en forma de efectos adversos de clase «que estamos empezando a identificar y describir para poder tratar», explica la Dra. Nieto.
¿Y qué pueden hacer sanitarios y pacientes para afrontarlos? Tanto Begoña Barragán, como las doctoras han hablado de la importancia de la formación y la información. Junto a Amparo Rodríguez, farmacéutica comunitaria, han participado en la presentación del movimiento Skin&Cancer impulsado por el laboratorio Pierre Fabre.
Las nuevas terapias dejan su huella en forma de efectos adversos de clase «que estamos empezando a identificar y describir para poder tratar»
La iniciativa ofrece, por un lado, cursos de formación para las farmacias comunitarias, que pueden acreditarse para contar con espacios específicos en sus establecimientos para informar a los pacientes sobre cómo prevenir y tratar sus problemas dermatológicos. Hasta ahora se han acreditado a través del curso más de 3.100 farmacéuticos de más de 1.500 farmacias. Por otro, este movimiento cuenta con una plataforma web dirigida a los pacientes con información y recursos para aprender a identificar los efectos adversos cutáneos y para cuidar su piel antes del tratamiento, durante y después de haberlo recibido.
Además, proporciona formación científica para profesionales sanitarios como, por ejemplo, cursos acreditados a través de la web y formación presencial para enfermeras del servicio de oncología hospitalaria así como para el personal de las oficinas de farmacia. Para el desarrollo de esta iniciativa, el laboratorio impulsor ha contado con oncólogos, farmacéuticos, dermatólogos, enfermeros, psicooncólogos y asociaciones de pacientes.
Más de 3.100 farmacéuticos comunitarias se han acreditado para contar con espacios específicos en sus farmacias en los que apoyar y asesorar a los paciente con cáncer en las complicaciones de la piel
«Tener una formación específica y clara, saber qué productos sí y cuáles no son adecuados o poder contar con trucos de maquillaje que te puedan hacer sentir mejor, es muy importante», valora la presidenta de Gepac, que destaca la ayuda de este movimiento para «saber identificar los eventos adversos cuando aparecen y saber cómo alertar al médico».
La figura del farmacéutico comunitaria es una de las protagonistas de la iniciativa. Sus establecimientos reciben la visita frecuente de los pacientes con cáncer. Los profesionales de farmacia pueden recibir formación que llevar a la práctica cada día con pacientes que viven con el cáncer. «El proyecto nos ayuda mucho a formarnos todo el equipo de la farmacia», señala Amparo Rodríguez.
Amparo Rodríguez: «Ayudamos a los pacientes con cáncer a establecer rutinas dermocosméticas y a identificar productos adecuados para cuidar y proteger su piel, además de dar visibilidad con talleres o charlas»
En su farmacia ya cuenta con un espacio específico de Skin&Cancer que permite «cierta intimidad y privacidad para que el paciente se sienta cómodo». Un aspecto que Begoña Barragán valora especialmente. En estos espacios «les ayudamos a establecer rutinas dermocosméticas y a identificar productos adecuados para cuidar y proteger su piel, además de dar visibilidad con talleres o charlas», explica la farmacéutica.
La mayoría de los tratamientos para el cuidado de la piel que pueden beneficiar los pacientes con cáncer no están recogidos en la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud, por lo que, actualmente «no todo el mundo se los puede permitir; hay familias que tienen que elegir entre comprar la crema o comprar leche para la casa», ha lamentado Begoña Barragán. Una limitación que tratan de paliar con iniciativas como la que se realiza en el Vall d’Hebron, donde ejerce la Dra. Eva Muñoz. «Tenemos un repositorio y los pacientes que han pasado el proceso oncológico y tienen un producto que no van a utilizar más lo ceden en beneficio de otros pacientes que lo necesitan».
Las muestras que ofrecen los laboratorios a dermatólogos y farmacias con espacios Skin&Cancer también pueden ayudar en estos casos. «Pueden probar estos productos y ver si les funcionan. Pero, por desgracia, no están cubiertos», señala la Dra. Nieto.