La odontología en otra encrucijada: el futuro empezó ayer

Dr. David Herrera, catedrático de periodoncia de la Universidad Complutense de Madrid

Anuario iSanidadental 2024
Dr. David Herrera, catedrático de periodoncia de la Universidad Complutense de Madrid
La práctica de la profesión odontológica en España es, en mi opinión, como vivir en la selva, con un exceso brutal de profesionales, con alta heterogeneidad en la calidad de la formación, con un problema presente y latente con los procesos de homologación, sin regulación de la formación continua necesaria para mantener las competencias adquiridas en el Grado, o sin regulación de las especialidades odontológicas, lo que puede exponer a los pacientes a una atención con calidad inferior a la deseable.

Y, además, fuera casi por completo del Sistema Nacional de Salud. Las autoridades educativas y sanitarias del país o de las comunidades autónomas no parecen tener especial interés en la odontología, y los esfuerzos de los colegios profesionales y del Consejo no resultan suficientes para dignificar el ejercicio de la profesión odontológica en España.

Las autoridades educativas y sanitarias del país o de las comunidades autónomas no parecen tener especial interés en la odontología

En este contexto dramático, por decirlo con la palabra más suave que se me ha ocurrido, las normativas europeas, y también los cambios en la legislación española, van a obligar a cambiar el plan de estudios del Grado de Odontología de manera radical. Es decir, prepararnos para la odontología del futuro: una odontología más personalizada, más tecnológica, más dependiente de sistemas de inteligencia artificial y de complejas pruebas complementarias, y con procedimientos con instrumentos y materiales asociados a los grandes avances en biomedicina. ¿Cómo pueden implementarse todos estos cambios en la “selva”?

Parece imposible, pero no lo es si finalmente nuestras autoridades educativas y sanitarias escuchan a Europa, y escuchan a los Colegios profesionales, al Consejo y a las Universidades: control en el número de graduados en odontología, primando la calidad y no la cantidad, asociados a procesos de homologación con el mismo espíritu, la calidad, y justos y comunes para todas las Facultades de Odontología, promoviendo unos mínimos de formación continua periódica, y regulando las especialidades odontológicas, tal y como ocurre en el resto de países de Europa.

Y con la mayor parte de la atención dentro del Sistema Nacional de Salud, como España se ha comprometido con la Organización Mundial de la Salud de cara a 2030: la odontología incorporada a la atención primaria. Parece una utopía que todo esto ocurra, pero en realidad solo depende de la voluntad política, dado que es lo que ocurre en la mayoría de los países de nuestro entorno.

Desarrollemos unos planes de estudio, adaptados a las normativas europeas y españolas, pero ambiciosos en su conexión con los tiempos que vivimos

En paralelo con esa evolución, desarrollemos unos planes de estudio, adaptados a las normativas europeas y españolas, pero ambiciosos en su conexión con los tiempos que vivimos, y de los que la formación y la profesión odontológica no pueden ser ajenos. Nuestra sociedad y nuestros pacientes se tienen que beneficiar de sistemas de detección precoz tanto de riesgo del sufrir ciertas patologías bucodentales, como de ya sufrirlas, pero en una fase muy temprana.

Nuestra sociedad y nuestros pacientes se tienen que beneficiar de herramientas, basadas seguramente en sistemas de inteligencia artificial, que les permitan hacer valoraciones de su salud, y seguimiento de esta desde su teléfono móvil o su ordenador. Nuestros pacientes, en definitiva, se tienen que beneficiar de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas que les permitan mantener su boca sana, con adecuadas condiciones funcionales y de estéticas, permitiendo una calidad de vida y salud sistémica favorable durante la mayor parte de sus vidas.

Nuestros pacientes, en definitiva, se tienen que beneficiar de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas que les permitan mantener su boca sana

Ayer es ya demasiado tarde para iniciar todos estos cambios, pero mañana será definitivamente muy tarde. Si empezamos hoy, todavía tendremos opciones de mirar con orgullo a la de complejas pruebas complementarias, y con procedimientos con instrumentos y materiales asociados a los grandes avances en biomedicina. ¿Cómo pueden implementarse todos estos cambios en la “selva”?.

Parece imposible, pero no lo es si finalmente nuestras autoridades educativas y sanitarias escuchan a Europa, y escuchan a los Colegios profesionales, al Consejo y a las Universidades: control en el número de graduados en odontología, primando la calidad y no la cantidad, asociados a procesos de homologación con el mismo espíritu, la calidad, y justos y comunes para todas las Facultades de Odontología, promoviendo unos mínimos de formación continua periódica, y regulando las especialidades odontológicas, tal y como ocurre en el resto de países de Europa. Y con la mayor parte de la atención dentro del Sistema Nacional de Salud, como España se ha comprometido con la Organización Mundial de la Salud de cara a 2030: la odontología incorporada a la atención primaria.

Parece una utopía que todo esto ocurra, pero en realidad solo depende de la voluntad política, dado que es lo que ocurre en la mayoría de los países de nuestro entorno. En paralelo con esa evolución, desarrollemos unos planes de estudio, adaptados a las normativas europeas y españolas, pero ambiciosos en su conexión con los tiempos que vivimos, y de los que la formación y la profesión odontológica no pueden ser ajenos. Nuestra sociedad y nuestros pacientes se tienen que beneficiar de sistemas de detección precoz tanto de riesgo del sufrir ciertas en España en el año 2040. Si empezamos mañana, no lo veremos. El futuro empezó ayer.

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