Las pacientes fumadoras con cáncer de mama que reciben radioterapia tienen mayor riesgo de fibrosis y dolor mamario

Un estudio publicado en Radiation Oncology muestra que el tabaquismo eleva los efectos secundarios a largo plazo en pacientes de cáncer de mama radiadas

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Redacción
El hábito tabáquico empeora el proceso de cicatrización de los tejidos. Este hecho no sólo afecta a la recuperación tras una cirugía, sino que también sucede en enfermas de cáncer de mama tratadas con radioterapia. La Dra. Ana Díaz Gavela, jefa asociada del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, firma un artículo publicado en Radiation Oncology donde ha demostrado que, aun siendo un tratamiento con un excelente perfil de toxicidad, las pacientes fumadoras con cáncer de mama que reciben radioterapia presentan una mayor probabilidad de sufrir efectos secundarios, con mayor riesgo de fibrosis y dolor mamario a largo plazo.

El trabajo ha analizado a 566 pacientes tratadas con radioterapia hipofraccionada y técnicas contemporáneas de irradiación como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT), que han demostrado reducir los efectos secundarios comparado con los tratamientos clásicos de radiación. «Observamos que, aunque el perfil de tolerancia aguda, es decir, durante la radioterapia, fue similar entre las fumadoras y las no fumadoras, en las pacientes fumadoras se observó mayor toxicidad crónica, con un riesgo más elevado de dolor mamario a largo plazo», detalla la Dra. Díaz Gavela.

«En las pacientes fumadoras se observó mayor toxicidad crónica, con un riesgo más elevado de dolor mamario a largo plazo», afirma la Dra. Díaz Gavela

Además, señala que también se observaron efectos negativos del tabaquismo como la fibrosis o la adherencia de tejidos. «La fibrosis y el dolor son efectos secundarios que afectan de forma importante a la calidad de vida de las pacientes tratadas. Y lo que hemos observado es que, pese a que el beneficio en tolerancia que proporciona la radioterapia moderna es innegable, esta mejora tecnológica no llega a compensar el daño producido por el tabaco sobre los tejidos sanos», explica.

La especialista considera que existen muchos factores que las enfermas no pueden controlar respecto al éxito de su tratamiento, pero hay otros que sí. El primero de todos es dejar de fumar o, lo que sería más interesante, no llegar a iniciar el hábito. «Es un factor de riesgo modificable que no solo impacta negativamente en la toxicidad del tratamiento oncológico a largo plazo y en la recuperación de las pacientes, sino que las enfermas que siguen fumando tienen más riesgo de desarrollar segundos tumores, ya no sólo de mama, sino también de pulmón y el cáncer de cabeza y cuello», comenta.

Hacia una menor toxicidad

La radioterapia es una herramienta fundamental en el manejo del cáncer de mama en estadios precoces. Las nuevas técnicas de irradiación como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) o los tratamientos hipofraccionados permiten tratamientos en muchas menos sesiones que hace unos años, pero con los mismos resultados oncológicos e incluso menores efectos secundarios locales sobre la piel.

«Antiguamente sometíamos a las pacientes con cáncer de mama a tratamientos de 25 sesiones donde les radiábamos con 50 Grays (la unidad de medida de la dosis absorbida de radiación ionizante). En la actualidad, con los tratamientos hipofracionados conseguimos, incluso, ofrecer 26 Grays en tan sólo cinco sesiones de radioterapia con los mismos resultados. Esto es un avance fundamental que mejora la calidad de vida de las enfermas», concluye.

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