Anuario iSanidad 2024
Dra. Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm)
La psiquiatría en el siglo XXI se encuentra en una encrucijada fascinante y desafiante. En un mundo donde la salud mental ha cobrado una relevancia sin precedentes, la psiquiatría no solo tiene el reto de adaptarse a nuevas realidades, sino también de liderar el camino hacia una comprensión más profunda y compasiva de la mente humana y de la persona con trastorno mental desde la evidencia científica y desde el humanismo.
En los últimos años, hemos hecho avances significativos que han cambiado de forma profunda la realidad de las personas con trastornos mentales, mejorando su calidad de vida y su integración social. La identificación de marcadores biológicos y genéticos, la mejora de los tratamientos psicofarmacológicos y psicoterapéuticos, el reconocimiento de la intervención precoz con equipos multidisciplinares como forma de mejorar el pronóstico y evitar el deterioro, la búsqueda de la plena integración social y laboral más allá de la mera eliminación de los síntomas, la psiquiatría centrada en el paciente que respeta sus valores y comparte las decisiones acerca de las medidas terapéuticas, la mejora en la dignidad de los espacios, la tendencia a la máxima disminución de las contenciones, la integración de la psicoterapia como elemento indispensable de nuestra práctica habitual, los planes de prevención de suicidio, las unidades especiales para patologías como los trastornos del neurodesarrollo, los trastornos de la conducta alimentaria o los trastornos de la personalidad, y la lucha contra el estigma son las señas de identidad de esta nueva psiquiatría que se dedica a paliar el sufrimiento de las personas con un trastorno mental desde la innovación, desde la evidencia científica y desde la relación terapéutica cercana y afectiva.
En los últimos años, hemos hecho avances significativos que han cambiado de forma profunda la realidad de las personas con trastornos mentales, mejorando su calidad de vida y su integración social
Esta psiquiatría contemporánea se ha beneficiado enormemente de los avances de la neurociencia y de las psicoterapias y de la importancia del enfoque holístico en el tratamiento de los trastornos mentales y conoce la necesidad de integrar los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y culturales en su práctica.
La investigación en todas estas áreas ha permitido consolidar tratamientos más efectivos y personalizados, que incluyen terapias farmacológicas y enfoques psicoterapéuticos innovadores en el contexto de una colaboración interdisciplinar que incluye a psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros y otros profesionales de la salud, promoviendo el modelo de atención integral y centrado en el paciente.
Además, la tecnología y la digitalización han comenzado a desempeñar un papel transformador en la psiquiatría. Desde aplicaciones móviles que ayudan a gestionar síntomas hasta la telepsiquiatría, la tecnología ofrece nuevas oportunidades para el acceso y la continuidad del cuidado de la persona que padece un trastorno mental. Aunque quedan por abordar las preocupaciones sobre la privacidad y la calidad del tratamiento en este nuevo entorno digital.
La tecnología y la digitalización han comenzado a desempeñar un papel transformador en la psiquiatría, ofreciendo nuevas oportunidades para el acceso y la continuidad del cuidado de la persona que padece un trastorno mental
Todo ello ha conllevado una creciente aceptación de la salud mental como un componente fundamental del bien estar general. A medida que las sociedades avanzan, se ha ido desestigmatizando la búsqueda de ayuda profesional, lo que ha llevado a un a amento en el número de personas que buscan tratamiento.
Sin embargo, este aumento de la demanda en los servicios de psiquiatría y salud mental debe llevar aparejado una respuesta accesible y equitativa derivada del incremento de la financiación de la salud mental y del número de psiquiatras, además de la mejora de las condiciones laborales para que los profesionales de la psiquiatría elijan quedarse en nuestro país.
Este aumento de la demanda en los servicios de psiquiatría y salud mental debe llevar aparejado una respuesta accesible y equitativa derivada del incremento de la financiación de la salud mental y del número de psiquiatras
Esta evolución también plantea preguntas éticas sobre la medicalización de la vida cotidiana y el riesgo de psiquiatrizar el malestar emocional y nos obliga a diferenciar entre los trastornos mentales y el sufrimiento inherente al hecho de estar vivo. En este sentido, los psiquiatras del siglo XXI estamos preocupados por la fragilidad de la salud mental de los jóvenes, que parece verse afectada por la exposición a las redes sociales, por el consumo de cannabis, alcohol y otras sustancias, por el acoso escolar, por las expectativas excesivas o por la falta de la familia como elemento contenedor y fundamental para desarrollar una confianza básica.
Nos toca ahora, seguir consolidando y dignificando a la psiquiatría como una especialidad médica que reconoce el origen biopsicosocial de la enfermedad mental y cuyo fin es el diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales desde la evidencia científica y desde el respeto a los derechos humanos de los pacientes. Así como continuar desestigmatizando la figura del psiquiatra y que la sociedad reconozca su labor como médico y su abordaje holístico que tiene como objetivo la integración plena, tanto social como laboral, de las personas con trastorno mental.
Finalmente, y ante algunas voces que cuestionan nuestra práctica, nos toca también difundir el sentido y los avances de la psiquiatría a la sociedad, a las asociaciones de familiares, pacientes, a otros profesionales y a los polí ticos y las administraciones públicas para conseguir que la psiquiatría en el siglo XXI sea el pilar fundamental en el tratamiento de las personas con trastorno mental y en la promoción de la salud mental. Todo ello contribuirá a un futuro donde la psiquiatría y la salud mental sea verdaderamente valorada y atendida.