El primer caso de ébola en Europa: protocolos, dimisiones, recortes y miedo

Como ya sabréis se ha producido en España el primer caso de ébola en Europa. Una auxiliar de enfermería que atendió al segundo misionero infectado de ébola que murió en Madrid el 25 de septiembre, Manuel García Viejo, ha dado positivo en las dos pruebas que se le han realizado para confirmar que está contagiada del virus. Analizamos algunos aspectos del caso.

La profesional sanitaria trabaja desde hace 15 años en el Hospital Carlos III. Un día después del fallecimiento de García Viejo se fue de vacaciones. Comunicó que tenía algo de fiebre pero no se activó el protocolo de seguridad dado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es quien marca el procedimiento en estos casos dice que hasta que no se llega a los 38,6 grados de fiebre no se hacen los primeros análisis para descartar si el paciente sufre ébola. Es claro que el protocolo ya no sirve pues el virus que porta esta persona se lo ha saltado.

Si el ébola provoca una enfermedad infecciosa, muy contagiosa y grave (muere alrededor de la mitad de las personas infectadas) el protocolo ha de ser más minucioso.

Quizá las personas que trabajan con estos enfermos (unas 30 han cuidado a los dos sacerdotes enfermos y traídos a España desde África) deban permanecer las primeras semanas en sus lugares de trabajo o cerca, mejor que de vacaciones, por si acaso portan el virus.

Y quizá sea conveniente intervenir al menor síntoma, no esperar.

Esta crisis del ébola en España hay que tratarla con serenidad, sin miedos que puedan entorpecer un sano actuar. Se publicó mucho sobre la conveniencia o no de traer a España a los sacerdotes. Independientemente de que pienso que es justo que una persona que ve que puede morir lejos de los suyos prefiera en último momento ser trasladado a su país, lo óptimo hubiera sido dedicar recursos a mejorar los sistemas sanitarios en los países que sufren el ébola desde que se descubrió.

Mejor, haber dedicado pues esto bien pudiera ser parte de los planes de ayuda al desarrollo del Gobierno español (y de los demás gobiernos que estuvieran interesados en intentar arreglar el problema en origen).

El protocolo de actuación es de la OMS, vale. Esta ha perdido legitimidad desde lo que ocurrió con la pandemia de gripe A que por suerte nunca llegó a ser tal pero sí un claro pelotazo de varias multinacionales farmacéuticas. Con la declaración de emergencia sanitaria por el ébola no queda claro a quién beneficia esta organización (una cosa es clara también, con dicha emergencia se logra preocupar a toda la comunidad internacional y por ello se abre un nuevo mercado, ahora sí interesante, para próximas vacunas y remedios).

Hay que saber que la OMS pese a que es un organismo que trabaja para la salud pública está financiado por entidades privadas. Es decir, está privatizada.

Es aquí donde quería llegar pues aunque creo que no es el momento de exigir dimisiones (el hastag de Twitter que lleva el nombre de la ministra española de Sanidad, #AnaMatoDimision, no solo fue le más usado en España sino que también fue de los que más en el ámbito internacional y continúa vigente) sí que estas chapuzas son fiel reflejo de lo que ocurre con sistemas sanitarios desgastados por sucesivos recortes. Las dimisiones mejor tras arreglar el entuerto.

El desmantelamiento del Hospital Carlos III como referencia para el estudio, investigación y tratamiento de enfermedades infecciosas fue uno de tantos errores de la Consejería de Sanidad de Madrid, directamente relacionados con los recortes y el desmantelamiento de la sanidad publica.

Otra cosa a tener en cuenta. Como escribe el médico Javier Padilla:

Habitualmente los protocolos en materia de control de infecciones no fallan por problemas en la identificación de la fuente o vía de contagio sino porque la adherencia de los profesionales suele ser baja (en gran parte porque no tienen los conocimientos, los medios o la adecuación de las infraestructuras para ello)”.

Por último, cuidado con el miedo. Estos días, de nuevo los medios de comunicación se vuelcan en publicar sobre la noticia. Es lógico, necesitamos saber. Pero intentemos no provocar miedo. El miedo es un mecanismo de defensa que tiene el ser humano, un acto reflejo que le ayuda a escapar de una situación peligrosa. Pero el miedo también puede paralizar y conseguir que actuemos de la manera contraria, desviando la atención de los datos y hechos de verdadera importancia que rodean el caso.
..Miguel Jara. www.migueljara.com

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