Al menos siete personas, entre ellas un niño murieron ayer en un bombardeo, aparentemente de la aviación rusa, contra un centro médico apoyado por la ONG Médicos Sin Fronteras en la localidad siria de Marat Al Numan, en la provincia de Idlib, a 280 kilómetros al norte de Damasco, según informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
La ONG confirmaba el ataque en su perfil de la red social Twitter a las 9:54 horas de la mañana, y fue informando a lo largo del día de toda la información que recopilaba. “La estructura apoyada por MSF en Idlib ha sido alcanzada por cuatro cohetes, al menos ocho trabajadores están desaparecidos”.
Horas más tarde, Médicos Sin Fronteras lanzaba otro mensaje en el que informaba de los graves daños que había sufrido el centro médico. Massimiliano Rebaudengo, jefe de Misión de Médicos Sin Fronteras en Siria, denunciaba en un mensaje publicado por la ONG en Twitter que lo sucedido es “un ataque deliberado contra una instalación sanitaria”. “La destrucción de este hospital priva de atención sanitaria a unas 40.000 personas que viven en esta zona de conflicto”. El centro contaba con 54 personas del personal de la ONG y 30 camas, con financiación de MSF, que también aporta medicinas y equipos.
No es la primera vez que un hospital de MSF es bombardeado en este último lustro de guerra siria. El pasado noviembre siete personas morían por un bombardeo aéreo contra un centro en Homs. Un mes antes, otro ataque aéreo mataba a 22 personas, la mayoría personal de MSF, en la ciudad afgana de Kunduz.
Fuera de Siria, en el marco de un conflicto bélico también, iniciado en marzo de 2015, un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Shiara, en la provincia de Saada -norte de Yemen-, el pasado 10 de enero, era bombardeado y morían seis personas.
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