Un cirujano italiano “sacude” al Comité de los Nobel y al Instituto Karolinska de Estocolmo

Una de las instituciones docentes médicas más importantes y prestigiosas del mundo, como es el Karolinska Institutet (KI) en Estocolmo, Suecia, no está pasando por sus mejores momentos, y es que el nombre de Paolo Macchiarini ha hecho tambalear los cimientos de una institución que fue fundada en 1810 por el rey Carlos XIII de Suecia, y que desde el año 1901 ha ido escogiendo a los Premios Nobel de Fisiología o Medicina, donde pertenecen los 50 miembros del jurado.

La pregunta del millón: ¿Quién es Paolo Macchiarini? En información que recoje El País, en italia, su país de origen, los médicos le tenían puesto de apodo “el supercirujano”.

Su fama, ahora “por los suelos”, se remonta precisamente a España, en 2008, cuando era jefe de cirugía torácica en el Hospital Clínico de Barcelona. Por aquel año, Macchiarini, pasaba a la historia de la cirugía al convertirse en el primer médico que trasplantaba una tráquea obtenida de un cadáver a una paciente colombiana de 30 años que estaba desahuciada por la tuberculosis.

La intervención, para toda la Comunidad médica, fue considerada como un éxito, ya que cinco años después de que fue operada la mujer -2013-, mantenía una excelente calidad de vida, y lo más importante, el órgano implantado no sufrió ningún tipo de rechazo. Dos años más tarde de esa exitosa operación, en 2010, un niño de 10 años del Reino Unido sería otro beneficiario de una intervención similar.

A finales de 2010, empiezan a fallar sus operaciones
Será a partir de diciembre de 2010, cuando tras su llegada al Karolinska Institutet, el nombre de Macchiarini empieza a relacionarse con fracasos y hasta muertes en sus intervenciones.

Como informa El País, después de llegar al KI, comenzó a realizar trasplantes de tráqueas hechas a partir de plástico que después recubría con células madre de los pacientes.

El primero en recibir este tratamiento fue Andemariam Teklesenbet Beyene, cuyo caso exitoso se hizo eco la prestigiosa revista médica The Lancet en 2011. Este paciente tenía un tumor en la tráquea que se estaba extendiendo y cuya sola extirpación no habría sido suficiente para mantenerlo con vida. El tumor había crecido hasta tener el tamaño de una pelota de golf y había comenzado a dificultar sobremanera su respiración.

La operación que, se realizó en el Hospital Universitario Karolinska, duró 12 horas y en ella los médicos eliminaron la parte de la tráquea afectada por el tumor y la sustituyeron por la estructura bioartificial, creada a partir de células madre. Para fabricar la nueva tráquea, los investigadores suecos, con la ayuda de la University College London -Reino Unido-, crearon una especie de “andamio” de plástico por medio de imágenes en 3D. En esta estructura artificial se insertaron las células madre que después la “rellenaron” hasta convertirla en una vía aérea capaz de funcionar y de sumarse a la tráquea “verdadera”.

Macchiarini defendía su novedosa técnica sobre otros métodos de trasplante de la medicina regenerativa, ya que al utilizar las propias células del paciente no hay riesgo de rechazo y porque al tratarse de un implante artificial puede ser hecho a medida.

Sin embargo este paciente posteriormente falleció, un mismo desenlace que tendría también un estadounidense que recibió un trasplante igual en el mismo centro.

Una tercera paciente de Turquía, corrió más suerte, y es que tras someterse a una operación similar, y permanecer nada más y nada menos que dos años y medio en cuidados intensivos, fue trasladada a Estados Unidos para continuar ingresada en la misma situación, según explica un portavoz del hospital sueco.

Médicos del Karolinska se quejaron en 2014 por mala práxis en sus estudios
En 2014, médicos del Karolinska, levantaron una queja alegando que Macchiarini había minusvalorado los peligros que sus trasplantes suponían para los pacientes en seis estudios científicos.

El instituto encargó una investigación independiente que concluyó que había habido malas prácticas en seis estudios en los que el médico italiano describió junto a otros miembros de su equipo los trasplantes en pacientes y otro trabajo sobre operaciones similares en ratas.

En concreto, el análisis decía que Macchiarini era culpable de no haber obtenido los permisos necesarios de los pacientes y de minusvalorar la gravedad de su estado de salud, entre otros problemas que constituían “mala conducta” científica, revela El País.

En verano de 2015, a pesar de estas evidencias, el vicedecano del Karolinska, Anders Hamsten, respaldó al médico, lo mantuvo en su puesto y dijo que aunque había actuado “sin el debido cuidado”, no había caído en la mala conducta.

No sé sabe donde está Macchiarini
Desde el verano del 2015, el prestigioso Karolinska Institutet ha confirmado que en el curriculum de Macchiarini, motivo por el que sería contratado en la institución docente, hay imprecisiones. Además, su contrato, que termina en noviembre de este año, no será renovado.

Destacar también, que el Consejo de Investigación Sueco le retiró la financiación, según recoge Retraction Watch, web especializada en casos de fraude científico y que ha seguido muy de cerca la carrera de Macchiarini.

Como muestra El País, el cirujano cobra 49.500 coronas suecas al mes -5.222 euros- del Karolinska, según un portavoz del KI, cantidad a la que habría que sumar lo que percibía del Hospital Universitario Karolinska entre diciembre de 2010 y octubre de 2013, que suponía 50.000 coronas suecas al mes, unos 5.300 euros, según fuentes del Hospital.

Aunque poco parece importarle a Macchiarini que en noviembre se quede sin contrato, o incluyo que ya se le haya dejado de pagar,  y es que desde el Karolinska afirman que no “tenemos ni idea dónde está Macchiarini en estos momentos”, y en el Hospital Universitario también desconocen cuál puede ser ahora su paradero.

El peor escándalo en la historia de los Nobel
Arvid Carlsson, médico sueco que ganó el Nobel de Medicina en 2000, afirma a la televisión nacional sueca que este es el “peor escándalo” en la historia de los Nobel y que toda la directiva del Karolinska debería dimitir para evitar dañar la reputación del premio más prestigioso del mundo y de una de las escuelas de Medicina más reputadas mundialmente.

Estas declaraciones de Carlsson no parece que hayan caído en “saco roto”, y es que el pasado sábado, Anders Hamsten, máximo responsable del Instituto Karolinska, dimitió por haber defendido a Macchiarini a pesar de que una investigación aseguraba que su conducta “no se había plegado a la ética científica”.

Esta no ha sido la única dimisión, ya que Urban Lendahl, secretario general de la Asamblea del Nobel, ha renunciado a su puesto como secretario general del Comité que cada año otorga el Nobel de Medicina por razones similares.
..Redacción

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