Transparencia y criterios objetivos para la incorporación de tecnologías sanitarias

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Expertos en economía de la salud y profesionales sanitarios han coincidido en pedir transparencia a los agentes que intervienen en la incorporación de dispositivos al sistema de salud, así como la evaluación y criterios objetivos que avalen el valor añadido de las tecnologías sanitarias.

El debate ha surgido en una jornada de la Asociación de Economía de la Salud (AES), bajo el título El reto de la incorporación de la innovación tecnológica al sistema sanitario: más allá de los medicamentos, que se ha desarrollado este martes en el Hospital Universitario Morales Meseguer, en colaboración con el Servicio Murciano de Salud y la Universidad de Murcia.

Esta jornada técnica es la antesala de las XXXVI Jornadas de Economía de la Salud, que se desarrollarán por segunda vez en la historia en Murcia, del 15 al 17 de junio, con el lema Las reformas bajo el microscopio, que supondrá una reflexión acerca de la “necesidad de reformas de calado”, pero también de “escrutar las que ya se han acometido”.

Así lo ha destacado en la inauguración la presidenta de AES, Pilar García-Gómez, que también ha reclamado “la necesidad de ser transparentes a la hora de pensar qué nuevas tecnologías incorporamos en el sistema”, utilizando criterios objetivos basados en el coste-efectividad. “Evaluemos cuánto nos cuesta y qué nos aporta”, ha aseverado.

El vicepresidente de AES y vicerrector de Economía, Sostenibilidad y Ciencias de la Salud de la Universidad de Murcia, José María Abellán, ha resaltado que la incorporación de tecnologías es “un tema mayúsculo”, debido a que es el segundo factor de gasto después del personal y puede llegar a explicar el 50% del crecimiento de todo el gasto sanitario.

Por su parte, la consejera de Sanidad del Gobierno de Murcia, Encarna Guillén Navarro, ha apostado por “integrar la Economía de la Salud en el ADN de todos los profesionales que componen el Servicio Murciano de Salud” y ha señalado el propósito de “retomar la alianza estrecha entre todos los grupos que trabajen en evaluación de tecnologías” porque “es uno de los elementos clave para atender a un sistema sanitario de calidad y excelencia”.

Evaluación de las tecnologías con criterios objetivos
Carlos Campillo, del Servicio de Salud de las Islas Baleares, ha intervenido para analizar aspectos de la regulación que influyen en la adquisición de innovaciones tecnológicas en entornos cada vez más complejos y ha defendido la evaluación como “intento de paliar la incertidumbre asociada” a la decisión de incorporar o no las tecnologías.

En este sentido, ha destacado la tendencia a pasar de sistemas binarios de adquisición de innovaciones (sí o no, se autoriza o se desestima la tecnología) a un sistema continuo, en el que se autoriza tempranamente y después se revisa.

Y ha analizado que, si la única decisión es si se aprueba o no la tecnología, entonces no hay incentivos a una monitorización y evaluación posterior de la tecnología, que es clave.

En la misma línea, Enrique Bernal, del Instituto Aragonés de Ciencias de Salud, ha demostrado que el coste de oportunidad de no aplicar correctamente la tecnología es muy alto, una conclusión a la que sólo es posible llegar si se evalúa la utilización de las tecnologías ya aceptadas.

Andrés Carrillo (Servicio Murciano de Salud) ha puesto el acento en “una relación transparente y eficaz entre industria y profesionales clínicos”, que produzca “un verdadero impacto” en la salud de los pacientes.

Por su parte, Ignacio Ayerdi Salazar (Fundación SIGNO, expresidente de Philips Ibérica) ha defendido que el proceso sea “escrupuloso”, aunque ha subrayado que para la industria es “lento”.

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