Agravio comparativo en la baremación

Son las 8:30 de la mañana. Tengo en la sala de espera a mi primer paciente, el primero de una larga lista que termina exactamente con el último paciente citado a las 14:30. Eso significa que no te vas antes de las 15:00, como debe de ser, que para eso te pagan por jornada. Todos ellos debidamente registrados y controlados por una agenda electrónica y un sistema de llamada al que es imposible explicarle que los médicos, de vez en cuando, necesitamos ir al baño o tomarnos un café para sobrevivir a una mañana en un Centro de Especialidades. Un Centro de Especialidades que tiene una estrellita roja y que dice “Madrid Salud” en su puerta de entrada, y al que los pacientes acuden con el total convencimiento de que están en la “Seguridad Social”. Y en realidad lo están, porque aunque la Fundación Jiménez Díaz esta gestionada por una entidad privada, nuestros usuarios son madrileños pertenecientes a nuestra área de salud, y los profesionales que trabajamos en esta histórica institución estamos equiparados por convenio al personal estatutario de la comunidad de Madrid.

A media mañana parece que me falla un paciente y tengo unos minutos para echar un vistazo a una reciente sentencia del Tribunal Supremo. No me coge por sorpresa, la verdad, pero reconozco que me irrita profundamente cuando miro mi agenda de la mañana y hago recuento de la cantidad de pacientes que llevo vistos, y los que me quedan aún por ver. El estudiante de Medicina que esta haciendo sus prácticas conmigo aprovecha para tomarse un café y mirar su whatsapp. Por cierto, que la Fundación Jiménez Díaz es uno de los cuatro hospitales madrileños con los que la Universidad Autónoma tiene convenio establecido de formación, por lo que muchos médicos somos profesores asociados de la universidad. Doy fe de que para acceder a una plaza de asociado si hay que pasar un riguroso proceso selectivo en la universidad. ¿En las universidades privadas que conciertan formación con hospitales públicos será también así?

Continúo leyendo. La sentencia resuelve que el tiempo trabajado por los médicos de las instituciones privadas concertadas no puede ser baremado de la misma manera en los procesos de selección públicos que el tiempo de los médicos que trabajan para el Servicio Madrileño de Salud. Dicha resolución se basa en el hecho de que los trabajadores de los servicios públicos han accedido a su puesto de trabajo mediante un proceso de selección en nada comparable con la arbitrariedad utilizada para contratar a los médicos que trabajamos en entidades privadas concertadas. En resumen, que a los que trabajamos en centros como la Fundación Jiménez Díaz nos han contratado por nuestra cara bonita, y los que trabajan para el SERMAS han pasado unas pruebas selectivas rigurosas y, por tanto, su tiempo trabajado vale hasta cuatro veces más en una baremación.

No termino de entender bien el concepto de “rigurosidad”, parece que en los últimos años es equiparable a estar en el momento y en el lugar adecuado, porque las contrataciones para cubrir plazas eventuales en hospitales y centros de especialidades del SERMAS no suelen ser procesos públicos y abiertos. Por favor, que alguien me corrija si me equivoco.

Pero esto no es lo más grave del asunto. A mi modo de ver, lo más grave, ateniéndonos a la sentencia, es que los ciudadanos madrileños de nuestra área sanitaria están en manos de profesionales que no han demostrado en ningún proceso selectivo su cualificación, y entonces, ¿cómo es que la Comunidad de Madrid permite semejante despropósito concertando nuestros servicios sanitarios? ¿Cómo es posible que los pacientes puedan ejercer la libre elección y venirse a nuestros centros si no hemos demostrado nuestra valía y nuestro buen hacer en ninguna prueba selectiva?

Son las 14:55, he visto a mi último paciente y me marcho al hospital. Hoy tengo guardia. Con residente. Qué raro: médicos en formación en manos de adjuntos no cualificados… ???

Esto habría que mirarlo también…. Me espera una guardia que no por casualidad se parece mucho a la de cualquier hospital público: sala de espera llena, el SUMMA trayendo pacientes “de zona”, escasez de camas… En fin, ¡menos mal que mañana libro! Aprovecharé para descansar y darle una vuelta a los temas que entran en la OPE que habrá este año, sin desmoralizarme porque mi tiempo trabajado cuenta cinco veces menos que el de mis compañeros del SERMAS en el baremo…

..Dra. Juncal Sevilla Vicente, psquiatra, Fundación Jiménez Díaz. Delegada sindical de AMYTS.

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