José Manuel Freire: “La regulación actual de personal en Atención Primaria falta al respeto a pacientes y médicos”

El Dr. José Manuel Freire es uno de los políticos referentes en la sanidad española. Actualmente es portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, pero ha sido también consejero de Salud en el gobierno vasco, director general de Atención Primaria en la Junta de Andalucía y director de la Escuela Nacional de Sanidad. Ha atendido a iSanidad. Lo mejor de la Sanidad para comentar algunas de las principales cuestiones que preocupan en el ámbito sanitario.

Libre elección del médico para los pacientes y área única, ¿por qué debe descentralizarse de nuevo la Atención Primaria?, ¿hay que volver al modelo anterior?
La libre elección del médico es una realidad en la sanidad española desde hace mucho tiempo. Es una falacia y un engaño decir que la libre elección del médico exige que exista área única. Es un engaño del Gobierno del Partido Popular en la Comunidad de Madrid para justificarla. Lo que ellos llaman “Área Única”, que tenía fundamentalmente dos objetivos. El primero, facilitar la actividad de mercantil en la sanidad, e incrementar la ‘cuota de mercado’ de la sanidad gestionada privadamente, haciendo que los pacientes pudieran moverse con mayor facilidad por toda la región. Y en segundo lugar, su objetivo era asestar un golpe a las centrales sindicales, disminuyendo los efectivos de sus liberados, que tanto molestaban a la Sra. Aguirre.

El Gobierno del PP, como lógicamente estos dos objetivos reales del Área Única no pueden ser explicitados, busca un objetivo creíble para un público desinformado y dicen “necesitamos el área Única para la libertad de elección del médico”, pero la libertad de elección del médico y el área Única no tienen nada que ver.

Otro tema diferente es cómo se gestiona la Atención Primaria. Madrid tiene 6,5 millones de habitantes, es tan grande como Dinamarca, y se está gestionando con una centralización que ahoga el buen funcionamiento con el pretexto del Área Única. Antes se gestionaba la Atención Primaria desde 11 Áreas. Es curioso que el Gobierno del Partido Popular en el 2005 hizo una nueva territorizalización de la Atención Primaria – creo que salían 15 áreas -, que se publicó, pero de pronto decidieron cambiar al Área Única, sin ningún informe y sin ninguna justificación.

Ahora es importante es que se sepa que, en la Ley de Medidas, aprobada en 2016 una vez que el Partido Popular ha perdido la mayoría absoluta, hemos aprobado en la Asamblea que la gestión de la Atención Primaria empiece descentralizándose en las siete Direcciones Asistenciales que existen ahora y que no tienen cometido gestor alguno.

En resumen, la libertad de elección de médico no tiene nada que ver con el Área Única. En segundo lugar, la centralización de la gestión de la Atención Primaria de 6,5 millones de habitantes es irracional, ineficiente y un lastre. En tercer lugar, ha habido un cambio en la composición de la Asamblea y los grupos de la oposición, a la iniciativa, por cierto, del Partido Socialista, hemos aprobado que las siete Direcciones Asistenciales actuales tengan competencias gestoras.

Un médico mal retribuido no puede dar una asistencia de calidad, ¿es sólo una cuestión sindical?, ¿quién está defendiendo al médico?
Efectivamente, ni un médico mal retribuido ni una enfermera, ni una auxiliar…Además de la retribución económica, las condiciones de trabajo también son claves en la satisfacción, en el desempeño. No es solamente la retribución en términos de cuantía lo que importa, es también todo el conjunto de condiciones de trabajo, de las cuales, la parte más preocupante para nuestros médicos y el demás personal sanitario, es la temporalidad y la inestabilidad en el puesto de trabajo. Es evidente que toda la regulación actual de personal en el Sistema Nacional de Salud debe ser sometida a revisión. Somos una excepción en todo el mundo desarrollado con sanidad de gestión; nuestro sistema de personal es tremendamente disfuncional, genera muy poca satisfacción, genera una enorme complejidad burocrático-administrativa, y debe ser cambiado.

Evidentemente esto requiere una reflexión colectiva, técnica, política y una revisión de la situación que espero que en el nuevo ciclo político se abra en la sanidad española pueda ser hecho.

Un último inciso, la regulación que tenemos de personal tiene aspectos de falta de respeto, para los pacientes y para los médicos, en partes iguales. El ejemplo de los médicos de familia es claro: cuándo se jubilan se sabe con mucha antelación, ¿por qué hay que esperar a que estén jubilados para que tengan sustituto estable después de poner a una larga sucesión de médicos en temporalidad, eventualidad, e interinidad, antes de convocar la plaza? Es una falta de respeto, en primer lugar, para los pacientes que no tienen por qué contar su historia clínica a tantos medicos diferentes; y de otro lado, para los médicos obligados a una temporalidad que raya en el maltrato. No es entendible, que el Sistema Sanitario español no sepa programar el reemplazo de sus médicos o enfermeras con anterioridad a que se jubilen. Es toda una falta de respeto, como digo, a pacientes y a profesionales.

Parece que se está “demonizando” la asistencia privada, a pesar de que es un complemento económico para muchos médicos. ¿Una “prima” por exclusividad ayudaría a abrir los quirófanos por las tardes y mejoraría la sanidad pública?
Aquí hay dos temas a tratar. En primer lugar, el funcionamiento horario general de la sanidad española, y más en concreto el de nuestros hospitales. Su horario estándar, de 8:00 a 15:00h, es muy anómalo entre los países desarrollados. Es una infrautilización de recursos que son muy caros y muy valiosos para la sociedad. Deberíamos funcionar como en otros países donde los hospitales están abiertos de 8:00 a 17:00 o 18:00 horas en funcionamiento regular. Para pasar de lo de ahora a este esquema caben varias opciones. Teóricamente el Gobierno del PP de Madrid presume de que eso está en marcha, pero no es cierto. Hacerlo requiere recursos, y no los quieren poner. Porque claramente son más horas de trabajo, y o se paga más, o se hacen turnos, o se contrata a más personal.

En segundo lugar, la exclusividad en la dedicación de los médicos. En principio, trabajar exclusivamente para el sector público tiene mucho sentido racionalmente, pues implica mayor dedicación y evita conflictos potenciales de interés, es decir, que la agenda de tarde entre en conflicto con la mañana. Y no es solamente que los pacientes pudieran circular de un lado a otro (que hay muy pocos casos), sino también muchos otros conflictos que están saliendo a la luz en los hospitales. Por ejemplo, que un jefe de servicio con consulta privada, tenga la tentación inevitable, diríamos, de premiar con más acceso a puestos de trabajo en la sanidad pública a los médicos junior que le ayudan en la privada. Hay mucha lógica en separar lo público y lo privado, y no sólo por el trasvase potencial de pacientes de un lado a otro… Este es un tema que precisa una revisión a fondo.

El consejero delegado de un grupo privado, reclamó un cambio en el negocio de Salud: “Estamos haciendo un modelo de aseguramiento que no tendría éxito si el sistema público funcionara bien”. ¿El sector privado está intentado deteriorar a la sanidad pública para seguir creciendo?, ¿y al revés?
Negocio y Salud son dos palabras que juntas son preocupantes, especialmente dependiendo del qué, quién, dónde y cómo. Dicho esto, ciertamente puedo estar de acuerdo con ese consejero delegado, si como me imagino es de una aseguradora.

Efectivamente, en un sistema sanitario público, que cubre a toda la ciudadanía, el hecho de que exista en paralelo un sistema privado mínimamente floreciente es porque algo no funciona tan bien como debiera en el público, o no responde a preferencias, y los ciudadanos que disponen de recursos para ello votan con los pies al seguro privado.

Es interesante este análisis. Ciertamente, si comparamos la penetración del seguro privado por Comunidades Autónomas, resulta obvio que hay una correlación a dos niveles. De un lado, tienen más seguro privado las Comunidades más ricas, pero dentro de las más ricas, tienen menos seguro privado aquellas cuya sanidad es mejor, Navarra y País Vasco, por ejemplo. Además, donde lo público no funciona bien, si hay dinero florece una alternativa privada. Por eso es tan importante que funcione bien lo público, y éste atienda de verdad a todo el espectro social. Porque, como no me cansaba de decir cuando era consejero del País Vasco, “un servicio para pobres es un pobre servicio”. Difícil insistir suficiente en lo vital que es que los sectores más educados y exigentes de la sociedad española usen la sanidad pública y la educación pública.

No creo que el sector privado intente activamente deteriorar la sanidad pública, no veo esta una voluntad en la sanidad privada. Sin lugar a dudas les convendría desde el punto de vista de mercado, pero no tengo datos para atribuirles voluntad-personalidad colectiva con esa intencionalidad. Lo que sí está claro es que la sanidad privada se beneficia muy mucho de las ineficiencias e insuficiencias de la pública. Por eso, amar a la sanidad pública implica una actitud proactiva para reformarla y mejorarla. Hacerlo es bastante más difícil de lo que parece y debiera. Por eso, el mayor valedor en favor de la sanidad privada en España no son los méritos que tenga, ni su marketing últimamente muy activo, si no el inmovilismo que existe en la sanidad pública para reformar lo que funciona, sea, por ejemplo, hacer funcionar los hospitales en horario extendido, dando más tiempo médico en Atención Primaria, responder mejor a las demandas y preferencias de los pacientes, respetar más a ciudadanos y profesionales acabando con el maltrato en la contratación de éstos, etc. .

Por un lado prescripción enfermera, por otro ya no va a ser necesario ser médico para dirigir un centro de salud… ¿estamos ante el final del status del médico que conocemos?
Sobre lo que llama impropiamente ‘prescripción enfermera’, yo apoyo lo que dice el Decreto de Andalucía, que tienen un gran consenso técnico y profesional. Quien se lo lea bien verá que va de una ‘prescripción’ que conflictúe con las competencias y responsabilidades, de médicos. En este tema ha habido mucha interferencia que nada tiene que ver son la racionalidad en la atribución de competencias y tareas entre profesiones sanitarias que han de trabajar en equipo. Por ello me niego a entrar en batallas corporativas que, por lo que se va viendo, son únicamente las de grupos de interés e intereses que quieren perpetuar su poder corporativo, sin importarles las consecuencias. La Resolución aprobada en la Asamblea de Madrid es una excelente respuesta a esta polémica.

Otro enredo similar: si la dirección de un Centro de Salud ha de corresponder a miembros de una profesión o de otra, o a todas. En todo el SNS de España se atribuye esta responsabilidad a los médicos. La Comunidad de Madrid enredó con ello en el pasado y parece que desea seguir haciéndolo, para más distracción de los ya distraídos. En las profesiones sanitarias existen una definición de competencias que lleva implícita una dimensión organizativo-jerárquica que está clara para todo el mundo. Una vez más, es importante que no dejar que batallas de grupos corporativos, y de políticos charlatanes, nos distraigan de lo importante.

La Sanidad es uno de los pilares del Estado de Bienestar, han pasado por la Asamblea de Madrid PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos, UPyD, IU…. y no ha habido acuerdos globales ¿Existe alguna posibilidad real de llegar a un pacto por la Sanidad o realmente los intereses propios de los partidos lo impiden?
Ante esta pregunta, respondo con otra: los que -como el Consejero de Sanidad de Madrid- proponen un ‘pacto por la sanidad’, ¿qué es exactamente lo que proponen? ¿cuál sería el contenido de tal pacto? Cuando he preguntado, no he tenido respuesta, porque, en realidad, este pacto por la sanidad ya existe en nuestro país. Aunque la gente no lo sepa y muchos políticos pretendan ignorarlo, pidiendo un ‘pacto’ inconcreto que piensan les favorecerá. ¿O es que políticamente no existe ya un acuerdo general sobre el SNS? Que yo sepa, hay un ‘pacto’ tácito en España sobre la cobertura universal de la sanidad, su gratuidad en el momento de utilización, su financiación por impuestos, etc. Todo estos está ya ‘pactado’.

Sin embargo, lo que sí tenemos que pactar los partidos, y esto es más difícil, porque entonces ya concretamos, son las ‘reglas del juego’. Por reglas del juego entiendo todos los puntos básicos de gobierno y gestión de la sanidad: los órganos de gobierno, como nombramos y cesamos a los gestores, la transparencia en las actuaciones y en la información, la rendición de cuentas, la política basada en la evidencia y en el asesoramiento científico-profesional, la exigencia de evaluación, los sistemas de información, la participación, etc. Eso es lo que hay que pactar en política sanitaria; si en política pactamos también los contenido, sobramos los partidos.

La base de la democracia es competencia entre partidos por lograr la confianza de los ciudadanos para gestionar los asuntos públicos. Nos tenemos que poner de acuerdo es en las reglas de la democracia, a todos los niveles. El acuerdo en las propuestas vendrá dado por la voluntad de los ciudadanos. Si un partido propone una política que tiene el aplauso y apoyo de la ciudadanía, los otros partidos, si no quieren quedarse fueran, abrazarán esa política, en una suerte de ‘pacto’ tácito. Es lo que ha pasado históricamente. Por ejemplo, la derecha se opuso a la educación pública, se opuso al divorcio, se opuso al aborto, se opuso al voto de las mujeres. Ahora ya no. ¿Es que ha habido un pacto sobre esas cosas? No. Lo que ha habido es el reconocimiento de que estas políticas las quiere la sociedad y el partido que se oponga a ellas está fuera de juego.

Por eso, aquellos que proponen un ‘pacto por la sanidad’, como es el Consejero de Sanidad de Madrid, nos tendrá decir qué quiere pactar, y le diremos si estamos de acuerdo o no. Nosotros hemos propuesto un pacto que, ha sido votado por todos los partidos en la Resolución 24/2015 del Pleno de la Asamblea de Madrid, sobre buen gobierno de los centros y organizaciones del Servicio Madrileño de Salud. Es un acuerdo sobre ‘reglas de juego’ para la buena gestión pública (órganos de gobierno, profesionalización de la gestión, participación profesional, transparencia, etc.). El Gobierno tenía que preparar una Ley pero, lamentablemente, el borrador que nos han mandado es sencillamente impresentable, parece un insulto a la inteligencia. Lo sentimos porque es el gran pacto que precisa la sanidad madrileña, el que nos gustaría poder firmar. En fin, confío que el texto definitivo pueda servir de base para que de la Asamblea salga una buena Ley… .
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