Hacia una electrónica de implantes y sensores disolubles

Diminutos sensores y dispositivos electrónicos que pueden ser implantados en el cuerpo y luego se disuelven casi sin dejar rastro están cada vez más cerca de convertirse en una realidad.

Los científicos han probado varios materiales biodegradables, incluyendo ADN, proteínas y metales, para fabricar dispositivos electrónicos temporales. Ahora un equipo, presentado en la revista ACS Applied Materials & Interfaces, ha dado un paso más hacia este objetivo: han creado un componente disoluble a partir de proteínas del huevo, magnesio y tungsteno.

Los dispositivos electrónicos transitorios tienen muchas potenciales aplicaciones, desde la administración de fármacos hasta el monitoreo de la contaminación. Para explorar estas posibilidades, los científicos han estado trabajando con una variedad de materiales naturales para poner a prueba su desempeño en dispositivos electrónicos y para ver si podrían causar efectos secundarios o daños cuando se implantan.

A diferencia de la electrónica convencional, que contribuye a un aumento de la cantidad de residuos nocivos, los dispositivos absorbibles están diseñados para ser compatibles con el medio ambiente. Basándose en este hecho, Jikui Luo, Xiao Zhi Wang y sus colegas quisieron desarrollar un resistor de memoria transitorio con componentes disolubles. Este componente electrónico, también llamado “memristor”, es un nuevo tipo de resistor que regula el flujo de corriente eléctrica y que también puede “recordar” las cargas.

Los investigadores rápidamente centrifugaron albúmina de huevo diluida, la parte blanca de un huevo, y la colocaron en una oblea de silicio para convertirlo en una película ultradelgada. Luego incorporaron electrodos hechos de magnesio y de tungsteno. Las pruebas mostraron que el rendimiento del dispositivo coincide con el de los memristores no degradables. Bajo condiciones secas en el laboratorio, los componentes trabajaron de forma fiable durante más de tres meses. En el agua, los electrodos y la albúmina se disolvieron en un periodo de entre dos y 10 horas en el laboratorio. El resto del chip tardó tres días en descomponerse, dejando muy pocos residuos detrás.
..Susana Calvo

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