Patricia Alonso, directora del hospital de Casaverde en Madrid: la discapacidad y la dependencia influyen más en la calidad de vida que la propia enfermedad

La Dra. Patricia Alonso es la directora del hospital Casaverde de Madrid, un hospital de media estancia que pertenece a una red de hospitales con más de 25 años de experiencia, tanto en el cuidado y atención de personas en situación de dependencia como en la rehabilitación neurológica y física de personas de cualquier edad. La Dra. Alonso ha atendido a iSanidad. Lo mejor de la Sanidad para explicar que en este tipo de hospitales, de alta complejidad, tienen un papel primordial en la recuperación del paciente.

¿Qué actuaciones diferentes se producen en un hospital de agudos y en otro de media estancia?
Los hospitales de agudos son centros de alta complejidad técnica y profesional que están diseñados para dar respuesta a procesos clínicos que, irrumpiendo de forma brusca en la vida del enfermo, requieren de procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos muy complejos.

Precisamente es su elevadísima complejidad lo que puede convertirse en uno de sus mayores riesgos, tanto en términos económicos, por ser recursos de elevado coste, como también en términos asistenciales para los enfermos. Estos centros suelen ser tremendamente hostiles para los pacientes una vez superada la fase aguda, facilitando la aparición de complicaciones derivadas de la propia hospitalización como son el deterioro funcional, la aparición de sintomatología confusional o complicaciones infecciosas. Lo que hace que el paciente muchas veces entre en una espiral de deterioro, que no sólo alarga las estancias, sino que le aleja cada vez más de la independencia funcional y, en muchos casos, de la vuelta al tan ansiado domicilio.

Es precisamente ahí donde los hospitales de media estancia o centros de subagudos tienen un papel primordial. Este tipo de centros, que necesitan tener una alta especialización en cuidados y rehabilitación, son centros que, con menor complejidad tecnológica, permiten tratar procesos agudos intercurrentes en pacientes con patologías crónicas ya conocidas, y rehabilitar a aquellos pacientes que, tras el ingreso en un hospital de agudos, han sufrido un deterioro funcional reversible (pacientes que han sufrido un daño cerebral, politraumatismos o un proceso quirúrgico o médico complicado…).

¿Qué mejoras supone para el sistema a potenciación de estos hospitales de media estancia?
Muchísimas, por una parte supone la optimización de los recursos sanitarios en términos de eficiencia -los hospitales de agudos mantienen unos costes por estancia muy elevados derivados de esa elevada complejidad técnica- y por otro lado, supone una reducción muy importante del nivel de dependencia en el momento del alta, en unos casos porque evitan el deterioro funcional asociado a la propia hospitalización, y en otros porque dedicas recursos asistenciales específicos (de baja complejidad técnica pero muy especializados) a la recuperación del déficit funcional reversible.

Necesitamos replantear las estructuras y niveles asistenciales para dar respuesta tanto al paciente que presenta deterioro funcional asociado a la hospitalización (evitándolo siempre que sea posible), como para los pacientes que sufren el deterioro funcional agudo en el contexto de eventos clínicos (ictus, politraumatismos con o sin trauma encefálico o medular, fracturas de cadera, tumores del SNC…) situaciones que significan un importante cambio en su calidad de vida, con la repercusión añadida sobre el cuidador, que en ocasiones se ve desbordado por las necesidades de cuidados de un paciente previamente independiente.

Optimizar los recursos y reducir el nivel de dependencia derivado de las intervenciones sanitarias son probablemente dos de los grandes retos del sistema sanitario actual.

Sería una ayuda la presencia de un sistema de interoperabilidad de la Historia Clínica o un modelo de Historia Clínica Compartida
¡Sin duda! Poder disponer de toda la información clínica actualizada, del histórico de pruebas e información asistencial, contactar y compartir información con otros profesionales que, desde la distancia, pueden asesorar en decisiones diagnósticas o terapéuticas, etc son todos elementos importantes que facilitan la mejora del proceso de toma de decisión.

¿Aportan algún beneficio para el paciente o para el sistema los sellos de calidad tipo AENOR QH de IDIS?
¡Naturalmente! Todo lo que sea implementar herramientas que nos permitan analizar y cuantificar los procesos y resultados sanitarios, nos permitirá incorporar elementos objetivos de mejora y eso se traduce en beneficios para el paciente.

No podemos olvidar la frase de Lord Kelvin: “Todo que todo lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.”

Ahora bien, no podemos caer en el error de convertir el sello en un objetivo en sí mismo. El sello, la certificación, es la herramienta y sólo entendiéndolo como tal, centrándonos en el valor que viene de su mano: el análisis, la cuantificación y la mejora, lograremos que esos certificados se conviertan en un auténtico beneficio para el paciente.

¿Este tipo de reflexiones son las que te han llevado a embarcarte en un nuevo proyecto profesional?, ¿por qué este salto?
Efectivamente para mí ha sido una apuesta por un trabajo específicamente dirigido hacia ese cambio del modelo del que te hablaba antes. Participar directamente en un modelo que se adapte a las necesidades asistenciales actuales donde, según el último estudio de IDIS, un 45% de las altas hospitalarias se producen en mayores de 65 años, es lo que me impulsa a decir sí al Grupo Casaverde cuando me ofrecen la posibilidad de dirigir su proyecto en Madrid.

Durante mi formación clínica he aprendido que la discapacidad y la dependencia son factores que influyen de manera definitiva en la calidad de vida, en ocasiones más aún que la propia enfermedad.

El Hospital Casaverde Madrid, un centro monográfico en rehabilitación neurológica y física, es un claro ejemplo de respuesta a esa realidad sanitaria actual. En el hospital abordamos el deterioro funcional desde los primeros momentos del proceso, de hecho nos aproximamos al máximo a la fase aguda, con el fin de poder brindar esos recursos elevadamente especializados de los que hablábamos antes (un equipo de rehabilitación con elevadísima formación específica, un equipo médico y de enfermería altamente especializado en cuidados, en facilitar la coordinación con los equipos de otros niveles asistenciales…) para que producto de una rehabilitación muy intensiva los resultados funcionales y en salud sean los máximos alcanzables.

Actualmente no sólo buscamos esa excelencia profesional y calidad, sino que apostamos por aportar un valor superior de la mano de programas específicos destinados a las familias, de formación y docencia altamente especializados, programas que ayuden a estimar los tiempos óptimos de rehabilitación, así como desarrollo de investigación y desarrollo tecnológico del más alto nivel.

En fin, para mí este proyecto supone la oportunidad de trabajar, de la mano de un grupo con importante vocación de servicio, en aquello en lo que creo a nivel asistencial: debemos dar al paciente la asistencia que necesita, eso sí, en el momento y en el lugar más adecuados, y eso no es siempre posible en los hospitales de agudos.
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