La inclusión de la vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH) en el calendario oficial de vacunación en 2008 pudo estar influida por la “presión” de laboratorios y utilizada como una “estrategia política” al coincidir su introducción en plena campaña electoral.
Y es que así se desprende de testimonios recogidos en un estudio de la catedrática de Periodismo de la Universitat de València (UV) Carolina Moreno que, presenta los argumentos a favor y en contra de la vacuna e intenta dar visibilidad a las afectadas y a colectivos que rechazan la inmunización universal.
En concreto, el estudio, llamado Campañas institucionales en salud pública. El caso de la vacuna contra el virus VPH, es un proyecto del Plan Nacional de Investigación en el que Moreno ha trabajado durante cuatro años y, donde ha analizado el tratamiento de esta vacuna en los medios, y ha recogido el testimonio de médicos, políticos, periodistas y afectadas.
Los hechos se remontan a 2009, cuando los efectos secundarios que esa vacuna produjo en dos niñas menores de Valencia abrió un debate social sobre su administración.
Su inclusión en el calendario vacunal se consideró que era una urgencia política
La vacuna se introdujo en el calendario vacunal en diciembre de 2008, con Bernat Soria (PSOE) como ministro de Sanidad, tras una encendida defensa del Partido Popular en el Congreso, que consideró que esta inclusión era una “urgencia política”.
“Echando la vista atrás”, fueron puestos en marcha los primeros programas de vacunación masiva en Madrid, Asturias y la Comunitat Valenciana, autonomía donde dos meses después de implantarse fue suspendida momentáneamente tras los efectos adversos que sufrieron estas dos menores valencianas después de recibir la segunda dosis.
Como señala la investigación de esta catedrática de la UV, las reacciones adversas a la vacuna en Raquel y Carla que ingresaron varias veces en la UCI del Hospital Clínico de Valencia con convulsiones, somnolencia y pérdidas de conocimiento, marcó “un antes y un después” en la opinión pública y en el discurso mediático sobre la vacuna contra el VPH.
Las familias se sienten desamparadas por la Administración
En julio de 2009 se constituyó en Valencia la Asociación de Afectadas para atender la “necesidad de un grupo de familias de encontrar un tratamiento adecuado para curar a sus hijas de las secuelas” sufridas tras ser vacunadas. Pero la realidad, a día de hoy para las familias es poco menos que de desamparo “por la administración”, y es que en ningún caso se ha hecho un seguimiento sobre los procesos que cursan las niñas, y se sienten “frustradas” al no saber qué está pasando.
Lo que la Asociación reclama es un estudio epidemiológico coordinado a nivel autonómico y que la vacuna se retire del calendario oficial.
Presión por parte de los laboratorios para introducir la vacuna en el calendario
Ana María García, actual directora general de Salud Pública de la Generalitat, ya se ha reunido en varias ocasiones con los afectados para buscar respuestas y soluciones a sus problemas
Otros testimonios recogidos en el estudio, y de gran relevancia, son el del catedrático de Salud Publica de la Universidad de Alicante, Carlos Álvarez Dardet quien, no duda en afirmar que la vacuna se introdujo en el calendario oficial porque los laboratorios “presionaron muchísimo” a la Administración.
Hermelinda Vanaclocha, subdirectora general de Epidemiología de la Generalitat relata que cuando se produjeron los casos de las menores Raquel y Carla, afirma que el problema de éstas era “peculiar y extraño” y, tras detenerse la vacunación pensó que en Valencia “no se vacunaría una niña más hasta que no se tuviera un informe de qué había sucedido”.
El estudio no da respuesta a si vacuno o no a mi hija
Después de haber trabajado durante cuatro años, analizando el tratamiento de esta vacuna en los medios, y recogiendo el testimonio de médicos, políticos, periodistas y afectadas, Carolina Moreno afirma tener “la sensación de que un calendario vacunal no puede ir al remolque de la industria farmacéutica; las investigaciones biosanitarias tienen que ser independientes”. Además, reconoce que el estudio “no da respuesta a si vacuno o no a mi hija”, solo da argumentos para que cada uno decida después.
Sobre el tratamiento informativo que la vacuna ha recibido, considera que “desde 2008 el debate sobre la vacuna no ha cesado. Tengo la sensación de que es un debate latente, vírico, que cada cierto tiempo aparece y se visibiliza”, sobre tras recordar la reciente sentencia que atribuye la muerte de una niña de Gijón a la administración de la vacuna.
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